Templo de Santiago Tlatelolco
El Templo de Santiago Tlatelolco es uno de los primeros que se edificaron luego de la consquista de los españoles. Este lugar conserva muchos elementos tanto interiores como exteriores del pasado prehispánico, debido a que fue construido con piedras del Templo Mayor. Se ubica en la Plaza de las Tres Culturas en donde también se puede observar la Zona Arqueológica de Tlatelolco en la Colonia Nonoalco Tlatelolco de la Alcaldía Cuauhtémoc. El edificio conserva un relieve del siglo XVII, además, en su interior se exhiben algunas pinturas emblemáticas que reflejan la ideología de su construcción.
Datos
Descripción[editar | editar código]
Historia[editar | editar código]
Época Prehispánica
Durante la época prehispánica, Tlatelolco destacó por su mercado en donde los indígenas de diferentes procedencias comercializaban todo tipo de productos. Bernal Díaz del Castillo describe en su Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España, la enorme cantidad de productos que se intercambiaban como granos, hierbas, textiles, madera y joyas de oro y plata, entre otros.
Época Colonial
La iglesia de Santiago Tlatelolco fue erigida después de la conquista del 13 de agosto de 1521, los vencedores eligieron el lugar donde los mexicas habían resistido los embates militares por más de 80 días.
Fue inaugurada en 1527 y construida con las piedras del Templo Mayor de Tlatelolco. El templo se dedicó a Santiago, el santo patrono de las tropas de Cortés, y quedó al cuidado de los franciscanos. En un principio la iglesia era de una sola nave y para 1540 ya existía una segunda edificación de tres naves. En 1573 se inició la tercera construcción bajo la dirección de Fray Francisco de Gamboa. En 1603, Fray Juan de Torquemada decidió concluir la obra, que se inauguró en 1610, siendo la que ahora conocemos.[1]
Dado que la misión principal de los franciscanos era evangelizar y educar a los indígenas, en 1536 fundaron, con el apoyo de Fray Juan de Zumárraga y el virrey Antonio de Mendoza, el Colegio de la Santa Cruz. Algunos frailes como Andrés de Olmos y Bernardino de Sahagún se dedicaron a catequizar, al tiempo que enseñaban a los indígenas ciencias, artes, latín y español. Influenciado por estas actividades, el xochimilca Juan Badiano elaboró el extraordina- rio códice, ilustrado por Martín de la Cruz, sobre las plantas medicinales mexicanas. Los diálogos que den- tro del Colegio sostuvieron estos primeros francisca- nos con los mexicas permitieron rescatar numerosos relatos de la tradición indígena que Sahagún depositó en su obra Historia General de las Cosas de la Nueva España.
En 1585 la iglesia estuvo flanqueada por el hospital y el Colegio de la Santa Cruz. En 1603, Fray Juan de Torquemada decidió concluir la obra, estrenándola en 1610, siendo la que ahora conocemos. La iglesia funcionó hasta la llegada de las guerras de Reforma, cuando fue saqueada y abandonada.[1]
Siglo XIX
Cuando entraron en vigor las Leyes de Reforma, el convento fue adaptado como prisión militar, y el templo como bodega del ejército. A finales del siglo XIX, cuando Porfirio Díaz impulsó el desarrollo de los ferrocarriles, el entorno de la iglesia fue modificado: al norte se instalaron patios, vías, bodegas y áreas para la descarga de los trenes.
En la parte Noreste de Tlatelolco se construyó la Aduana del pulque, edificio que actualmente controla la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Siglo XX
La iglesia de Santiago Tlatelolco se utilizó como bodega y el convento fue convertido en cárcel militar, con un edificio anexo que funcionó como cuartel, subsistiendo así hasta 1944 cuando el equipo dirigido por Pablo Martínez del Río recomendó que la iglesia fuera abierta nuevamente al culto católico, con los franciscanos a cargo.
El templo fue intervenido en la década de 1960 por el arquitecto Ricardo de Robina, bajo un estilo contemporáneo, conservó algunos vestigios de pintura mural tan común en los edificios de aquella época. Durante los trabajos coordinados por el arquitecto Saúl Alcántara, se localizó en el ex convento una caja de agua, con murales que permiten conocer el entorno de Tlateloco y su relación con el agua en el momento posterior a la conquista.[2]
En el centro de lo que fuera la antigua ciudad prehispánica de Tlatelolco se localiza la Plaza de las Tres Culturas, que debe su nombre a los edificios aledaños que datan de diferentes épocas: los vestigios de la zona arqueológica, el templo franciscano de Santiago del siglo XVII y el nuevo conjunto de edificios para vivienda de 1964. Este espacio fue testigo del movimiento social de 1968, en el que se manifestaron estudiantes, profesores e inconformes con la situación social y política que se vivía en el país.
El proyecto original de la unidad habitacional, llamada originalmente Ciudad Tlatelolco, estuvo a cargo del prestigiado arquitecto Mario Pani y pretendía ser un centro urbano dotado de los servicios básicos como escuelas, teatros, mercados, centros sociales y deportivos, a fin de que los nuevos habitantes de esta zona, no tuvieran que trasladarse a otro lugar de la ciudad para cubrir sus necesidades básicas.
Al oriente de la plaza se localiza el tecpan de Tlateloco, edificio en el que se impartía la justicia durante la época prehispánica y que fue enriquecido a mediados del siglo XX con un mural de David Alfaro Siqueiros.
Historia Eclesiástica[editar | editar código]
Arquitectura[editar | editar código]
La fachada principal está orientada al Poniente. Su portada de cantera se divide en tres secciones y flanqueada por el cuerpo en talud de las bases de sus torres, quizá como recuerdo de las alfardas del Templo Mayor.
La puerta de madera con herrajes forjados ocupa un arco de medio punto y logra su soporte lateral con columnas que ostentan nichos donde hasta el siglo XIX estaban las esculturas de San Pablo y San Pedro.
El segundo cuerpo de la portada, rodeado de una cenefa vegetal, presenta un enorme ventanal al centro y está flanqueado por el emblema de los franciscanos con el brazo de Cristo y el de San Francisco cruzados junto a los estigmas del santo.
Asimismo, en este cuerpo se aprecia un remante con doble columnata lateral que soporta un nicho con ábside de medio punto donde quizá estuvo la imagen del santo patrono. Finalmente la fachada es rematada con un saliente que ostenta al centro un enorme medallón con una cruz cristiana. [2]
La fachada Norte de la iglesia tiene la portada de acceso al centro de la nave principal y los muros del crucero sobresalen del conjunto. Esta portada presenta una enorme puerta contenida por columnas laterales con nichos donde seguramente estuvieron las esculturas de algunos santos. Su parte alta es de medio punto con un sencillo remate central resaltado, sobre el cual aparece un nicho formado por columnas que soportan una media cúpula donde preside la escultura de San Francisco.
Este nicho está flanqueado por grotescos vegetales y floreros. Sobre él se aprecia un remate a manera de triángulo cuyo vértice se abre para dar paso a un águila posada sobre un escudo que contiene los cinco estigmas de San Francisco; tras él aparecen flechas y macanas indígenas.
Bajo este remate aparecen tres orlas escarificadas a cada lado de la media cúpula del nicho que alberga al santo, aparece el topónimo prehispánico de Tlatelolco, repetido tres veces a cada lado, quizá disfrazado a manera de orlas. Así, la fachada Norte de la iglesia de Santiago, es una muestra del sincretismo que se formó en Tlatelolco al iniciar la vida de la Nueva España.
La iglesia es de una nave con crucero y coro alto con el curato anexo en la parte posterior donde se comunicaba con el claustro. En el interior, sobre la puerta Norte, aparece un mural de aproximadamente ocho metros de altura de San Cristóbal, quien es representado como el portador de la religión católica al nuevo mundo, quien avanza a través de un río ayudándose en un árbol a manera de bastón.
El santo viste la armadura de las legiones romanas en las cuales militó como soldado. Tiene enrollados sus pantalones por encima de las rodillas semejantes a los calzoncillos de los indígenas, para no mojarlos al cruzar el agua, y se protege contra el frío nocturno envolviéndose en enorme manto cruzando un río y cargando al Niño Jesús.
Presenta tres capas de pintura, la primera quizá del siglo XVI, la segunda cuando el templo fue inaugurado por Torquemada, y la que vemos actualmente que corresponde al retoque hecho en 1763 tal como lo señala el medallón de la esquina inferior derecha que está junto a la imagen de San Cristóbal, el ermitaño representado en una cueva.
Cuando uno mira a San Cristóbal, de abajo hacia arriba por las dimensiones y ubicación del mural, el efecto de la perspectiva diagonal hace que el tamaño de las piernas hasta la cadera sea más grande, y de la cintura a la cabeza se reducen.
El crucero con cuatro enormes columnas que detienen la cúpula forman con los arcos de medio punto, los espacios de los retablos laterales que fueron saqueados.
La parte alta de las columnas se abre para dar lugar a las pechinas de la cúpula mayor, que están ocupadas por esculturas de barro cocido, estucadas y pintadas, y que representan a los cuatro evangelistas: San Mateo, San Lucas, San Marcos y San Juan, cada uno montado sobre su emblema alado: el ángel, el toro, el león y el águila. Estas esculturas fueron manufacturadas con huesos humanos.
El presbiterio, al fondo de la iglesia, presenta la bóveda con la piedra desnuda, ya que durante las obras de Mario Pani le retiraron los encalados que la cubría.
Cuando la iglesia fue saqueada, del retablo mayor construido en el siglo XVI, solamente sobrevivió el fragmento central que es dorado y policromado.
Aquí aparece Santiago Apóstol montado en su corcel blanco luchando contra un guerrero océlotl, junto a los españoles que vencen a los indígenas representados como almas del purgatorio.
Cuando los conquistadores llegaron a Tlatelolco, por órdenes de Hernán Cortés, destruyeron los vestigios de los mexicas que poblaban el lugar, con el fin de borrar toda huella y legado de tan importante cultura.
De esta manera, las esculturas prehispánicas rotas por los españoles se utilizaron para la edificación de la iglesia de Santiago Apóstol. Hoy en día podemos observar atrás del ábside, en la fachada Oriente, un fragmento de una deidad asociada a la tierra, Tlaltecuhtli o Tláloc.[2]
Referencias[editar | editar código]
- ↑ 1,0 1,1 Tomado de: Javier Villalobos Jaramillo. Los 100 Sitios y Monumentos más importantes del Centro Histórico de la Ciudad de México. En coordinación con la Delegación Cuauhtémoc y el Gobierno de la Ciudad de México.
- ↑ 2,0 2,1 2,2 Tomado de: tlatelolco.inah.gob.mx/index.php/recorridoss/iglesia Toda la información contenida en este apartado está basada en un texto de Salvador Guilliem Arroyo.
- ↑ Tomada de: https://www.tlatelolco.inah.gob.mx/index.php/recorridoss/iglesia