La Casa de los “Mascarones”
Datos
El La Casa de los “Mascarones” es una de las 49 Casas más antiguas de la Ciudad de México, se encuentra en la Colonia Santa María La Ribera, sobre Av. Ribera de San Cosme, dentro de la Alcaldía Cuauhtémoc. La inmensa mayoría de las referencias a la historia de la casa, son transcripciones del texto “La Casa de los Mascarones” del Doctor Pedro Rojas, que en 1985 –de manera póstuma‒ publicara la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM, dentro de sus festejos por los cincuenta años del Instituto de Investigaciones Estéticas (1935-1985).
Historia[editar | editar código]
Siglo XVIII
Edificada a partir de 1766, pero interrumpida en 1771, la que debía ser alquería de don José Diego Hurtado de Mendoza, Peredo y Vivero (VI conde del Valle de Orizaba) se construyó sobre un bucólico terreno con poco más de 25,000 m² y amplio frente a la Rivera de San Cosme y al Templo de Cosme y Damián, calzada que comunicaba el lejano pueblo de Tacuba con la Capital del Virreinato.
Siglo XIX
A la muerte de don José Diego Hurtado la casa quedó abandonada y tuvo luego diversos propietarios hasta que fundaron ahí los Jesuitas en 1897 el Instituto Científico de Méjico San Francisco de Borja, que daría pie a innumerables usos educativos hasta quedar en manos de la Universidad Nacional que le ha dado usos diversos. La edificación original y su patio se conservan casi íntegros, aunque el amplio terreno y sus jardines formales han sido incorporados a varias escuelas en la mancha urbana de la Colonia Santa María la Ribera.
Probablemente al frente, se encontraban los grandes salones de reunión, y en las crujías posteriores que bordean y rematan el patio, las antesalas y antecámaras, además de dormitorios, escritorio y biblioteca, el comedor y los comedores de gala con su correspondiente cocina y vajillero. En el ala adosada en el lado oriente, hacia el jardín acuartelado con la fuente central, existían quizá locales planeados como alojamientos temporales para parientes o visitantes distinguidos, y en las crujías que daban a la huerta, los servicios, baños y letrinas, junto a las habitaciones del servicio doméstico y bodegas segregadas de la colindancia con la huerta.
Sus diversos propietarios continuaron la construcción por etapas con intervenciones y usos diversos, aunque están registradas varias operaciones de compra venta, la propiedad estuvo dedicada desde mediados del siglo XIX a la enseñanza: en 1850 la ocupó el Colegio San Luis, y en 1871 el Colegio de Guadalupe, para quedar según indica Rojas, desde 1885 como Liceo Franco Mexicano a cargo de Narciso Gilbaut. Ya para 1893, la casa albergó al “Instituto Científico de Méjico San Francisco de Borja”, organizado por los padres de la Compañía de Jesús, institución que permaneció ahí por más de veinte años.
En ese período el patio central fue intervenido y sustituidas la columnas de mampostería por esbeltos fustes metálicos, modificados los pasillos, alterada la estructura interior y ampliado el edificio para albergar a los estudiantes con dormitorios, baños y comedor. El jardín se conservó, y aunque se le hicieron algunas adecuaciones. Aunque el patio principal se conservó ajardinado, la fuente central se sustituyó por una escultura representando al Sagrado Corazón, devoción extendida a través de los miembros de la Compañía, y los libros de los jesuitas Juan Croisset y José de Gallifet.
Siglo XX
En 1914 el conjunto del Instituto Científico de Méjico fue expropiado por Venustiano Carranza y "Mascarones" entregado a la Escuela Nacional de Maestras, que permaneció en el lugar hasta 1925, cuando en la casona fue instalada la Escuela de Verano de la Universidad, mientras que el edificio anexo se integró a los bienes de la SEP; después, además de utilizarla como sede de estos cursos, se aprovechó “Mascarones” como asiento de las facultades de Música y de Filosofía y Letras.
Hasta entonces, la situación jurídica de la casa seguía en litigio con los representantes del Instituto Científico, hasta que fue expropiada como causa de utilidad pública en 1940 por el presidente Lázaro Cárdenas. Sin embargo, fue hasta diez años después en 1950, que el Gobierno Federal hizo entrega oficial a la Universidad Nacional Autónoma de México del antiguo edificio que fuera edificado para el VI conde del valle de Orizaba, inmueble que sería declarado monumento histórico en 1959.
Retirada la escultura del Sagrado Corazón, los árboles del patio crecieron en la Escuela de Verano de la Universidad y hacia 1940 el jardín era agradable refugio en una ciudad que comenzaba a cambiar. En 1975 se hicieron grandes obras para rescatar el edificio, incluyendo el retiro de algunas construcciones de la Secundaria 4 que invadían el edificio ; además se retiraron las estructuras metálicas de 1895 y repusieron las columnas del patio principal y sus escaleras.
El 3 de noviembre de 1994, la Dirección General de Servicios de Cómputo Académico, retoma la dedicación al estudio del edificio, haciéndolo parte de la extensión universitaria de centros de cómputo. Actualmente Centro de Extensión en Cómputo y Telecomunicaciones “Mascarones”. Además de que actualmente funciona como una extensión del Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras (CELE) de la UNAM.[1]
Arquitectura[editar | editar código]
El componente distintivo del barroco diseño son ocho estípites que dan ritmo a la composición de la fachada sur, sobresaliendo seis Telamones (jóvenes Atlantes) que con ampulosa vestimenta “a la romana” sostiene gárgolas ornamentadas, caños que sobresalen para retirar el agua de lluvia y tirarla lejos de la fachada.
La envolvente de esta fachada es un rectángulo alargado dividido simétricamente a partir del portón de entrada, donde estaría el eje virtual de la composición. Consta de tres balcones a cada uno de sus lados, que destacan en un paramento almohadillado, enmarcados por pilastras con estípites. En la parte inferior del rectángulo corre un zócalo, y en la superior un cornisamento sobre el que se desplanta un pretil interrumpido por resaltos que corresponden al eje de cada pilastra. El marco de la puerta está cerrado con un arco rebajado, con trazo de molduración mixtilínea que intercala curvas que cambian de sentido después de ser interrumpidas por ángulos rectos.
Los balcones exquisitamente enmarcados, se desplantan de repisas que se triangulan hacia abajo en distintos planos, creando una estilizada guardamalleta. El vano de la ventana está enmarcado en su perímetro por un almohadillado más pequeño y una moldura que lo bordea hasta llegar al dintel del balcón, adornado en su centro por un mascarón fantástico. Las seis pilastras que dividen la fachada tienen un pedestal en forma de prisma ornamentado, sobre el que apoya lo que es el estípite adornado con veneras, roleos y follaje, sobre el que se desplanta la figura de un atlante que, con ambos brazos y cabeza, sostiene un capitel corintio de donde emerge el caño de una gárgola.
Personajes Célebres[editar | editar código]
Anécdotas Geniales[editar | editar código]
Cuando en 1968 se diseñó la imagen para la línea dos del metro, se recurrió al éxito de los logotipos creados para los Juegos Olímpicos por Lance Wyman, en manos de Arturo Quiñónez y Francisco Gallardo, y la estación en la Av. Ribera de San Cosme a lado de “Mascarones” recibió la imagen de una de las ventanas del edificio.
El nombre y logo de la estación debía hacer referencia inmediata al lugar, ya fuera un lugar histórico, de un barrio o identidad circunvecina, de personajes ilustres, etc. El nombre debía ser de una sola palabra en concordancia con el logotipo (propiamente pictograma) e independiente de su mismo nombre para las personas que no supieran leer o los mismos extranjeros. Así, para la estación San Cosme se diseñó una ventana, abstracción de la del edificio histórico.
Referencias[editar | editar código]
Bibliografía[editar | editar código]
- ↑ Consultado en: http://sant/amarialaribera.blogspot.com/2010/08/casa-de-los-mascarones.html , 28/07/20.