Iglesia de la Santa Veracruz
Datos
La Iglesia de la Santa Veracruz se encuentra en la Colonia Guerrero de la Alcaldía Cuauhtémoc en la Ciudad de México. Es una de las más antiguas instituciones religiosas en la Ciudad de México. Fue establecida por una hermandad religiosa fundada por Hernán Cortés. La iglesia fue construida originalmente en 1568, pero este edificio fue sustituido en el siglo XVIII por el que subsiste hasta el día de hoy. La mayoría de su decoración interior ha sido modificada, pero sigue siendo el hogar de dos imágenes importantes: el Cristo de los Siete Velos y la Virgen de los Remedios.[1]
Historia[editar | editar código]
Siglo XVI[editar | editar código]
Junto con San Hipólito, esta iglesia marcaba el límite poniente de la ciudad y era una de las cuatro iglesias, con San Miguel, Santa Catarina y el Sagrario, denominadas “de españoles”. Como la gran mayoría de las parroquias seculares, ésta también comenzó en una pequeña capilla que sostuvo la cofradía de la Santa Veracruz. Desde finales del siglo XVI, el Arzobispado la asignó como parroquia para españoles; los indígenas asistían a los oficios en sus propios templos y capillas. Lo anterior también explica por qué la iglesia sostenía fuertes lazos con la Virgen de los Remedios, que era vista como la protectora de los españoles: cada vez que era llevada a la ciudad, antes de llegar a la Catedral hacía una pausa en Santa Veracruz. Este recorrido fortalecía simbólicamente su papel, como sucedió durante el movimiento de Independencia. La Virgen de Guadalupe, que aludía al estandarte de los revolucionarios, fue confrontada con la de los Remedios, que tenía su santuario al final de la calzada de Tacuba, justo por donde huyeron los españoles al ser vencidos por los indígenas en el capítulo del Árbol de la Noche Triste.
En ella se veneran al Cristo de los Siete Velos y a la Virgen de los Remedios. La hechura barroca churrigueresca de Santa Veracruz se comenzó a principios de 1760 y se terminó seis años después; pero si el visitante observa con detalle, notará que sus torres tienen diferente calidad: la del sur, plenamente barroca y levantada al mismo tiempo que el resto del templo, contrasta con la del norte que fue añadida en el siglo XIX debido a que la jerarquía de la parroquia le exigía contar con dos torres al frente y con más de cuatro campanas. Su portada, coronada por el arcángel San Miguel, la Santa Cruz y el obispo de Sebaste, revela su filiación con el Arzobispado. En su interior fue enterrado el reconocido escultor Manuel Tolsá, quien entre otras muchas obras participó en la construcción de la Catedral Metropolitana, en el edificio del Museo Nacional de San Carlos y en la Casa del Marqués del Apartado.[2]