Alameda Central
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La Alameda Central es uno de los emblemas no solo de nuestra época sino desde haca más de 4 siglos, se encuentro en la Alcaldía Cuauhtémoc, en la Colonia Centro, y forma parte de los 49 Parques favoritos y bancas predilectas de la Ciudad de México y 49 Espacios públicos más románticos de la Ciudad de México, Está delimitada, al norte, por Avenida Hidalgo; al este, por la calle de Ángela Peralta, donde se encuentra el Palacio de Bellas Artes; al sur, por la Avenida Juárez; y al oeste, por la calle Doctor Mora. Es el parque público mas antiguo de America Latina, de más tradición en la Ciudad de México por sus numerosas obras de arte y es considerado como un museo al aire libre. Histórico y céntrico lugar, perfecto para pasear. Un pequeño pulmón en la ciudad. Cerca puedes encontrar cantidad de restaurantes, museos y demás atracciones a su alrededor. Vale la pena pasar un rato en el sitio y fotografiar los alrededores.[1]
Este espacio pertenece a nuestra lista de las 49 Atracciones turísticas más visitadas.
Historia[editar | editar código]
Época Colonial[editar | editar código]
El 14 de enero de 1592, en sesión de cabildo, se informó que el virrey Don Luis de Velasco ordena que se haga una alameda adelante del tianguis de San Hipólito en donde está la casa y tenería de Morcillo. El señor Morcillo inició un juicio que habría de durar hasta 1595, en aquel entonces se decía propietario de los terrenos destinados al paseo. Se ordena al alarife Cristóbal Carvallo traer una traza y modelo de ella. Inició las obras frente al convento de la Santa Veracruz al fin de dar al paseo una forma cuadrada entre las plazas de Santa Isabel y San Diego.
Se asignó a Diego de Velasco como comisario de la obra y a Diego de Angulo, vecino, para asistir a ésta y ejecutar las órdenes del comisario. La ejecución material del proyecto corrió a cargo del obrero mayor Baltazar Mejía, quien en 1592 plantó los árboles, auxiliado por indios de Iztapalapa, expertos en agricultura. El espacio elegido fue un terreno fangoso y húmedo en el cual Carvallo ejecutó la primera traza cuadrangular.
Dicho terreno colindaba al oriente con la plazuela de Santa Isabel y el convento del mismo nombre; al poniente, con el templo, convento y huerta de San Diego. En este mismo sitio, se estableció el quemadero del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, de 1596 a 1771. Al norte, colindaba con los templos de la Santa Veracruz y de San Juan de Dios, este último con un edificio adjunto que alojaba un hospital del mismo nombre. De ese mismo lado, corría un acueducto que terminaba en una soberbia fuente llamada la Mariscala por la mansión situada al frente. Al sur, estaba limitada por nueve capillas para el ejercicio del vía crucis y el convento femenino de Corpus Christi. “No necesita persuadirse con demasiadas razones lo regular y útil que es, se halle cualquier paraje en que para desahogarse o pasearse concurra la gente de una población, (llámese Paseo, Prado, Alameda, Tullerías o tenga cualquiera denominación), en un aspecto de simetría, limpieza, piso plano y amenidad, que no solo complazca la vista y aún el olfato, sino que también contribuya con otras comodidades o atractivos al recreo y saludable esparcimiento de los concurrentes” . La intención del virrey Velasco fue crear un espacio para darle belleza a la ciudad y, a la vez, sirviera como un lugar de recreo para sus habitantes. De esta manera, y en un primer momento, la Alameda Central se erigía como un espacio que pretendía embellecer la parte poniente de la capital del virreinato novohispano.
La Alameda Central, en sus más de 400 años de antigüedad, ha pasado por distintas modificaciones, las cuales se han realizado de acuerdo a los periodos históricos y corrientes artísticas vigentes. De esta manera, podemos ubicar las siguientes transformaciones que nuestro referido bien cultural ha padecido:
• En el siglo XVI, 1592 año de su creación, se decide ubicarla fuera de la traza española, al poniente, de la capital virreinal.
• Durante el siglo XVII a pesar de la construcción de la barda perimetral y las tres puertas de acceso, la inundación de 1629 la dejó destruida en flora y césped, decayendo al grado de convertirse en un lugar utilizado por algunos habitantes de la ciudad para llevar a pastar a su ganado. Esto provocó el deterioro de su vegetación y del propio espacio, originando su desuso y abandono.
• En el siglo XVIII se llevó a cabo una serie de cambios en los ámbitos social, político, económico, religioso e incluso en lo arquitectónico en el virreinato de la Nueva España. Con el ascenso de la dinastía Borbón, al trono español, el rey Felipe V, quien había conocido la belleza de los jardines del Palacio de Versalles y la preocupación de la belleza característica de la corte del Rey Sol, tratando de emular la estética de aquellos sitios, se ocupó del embellecimiento de los paseos y jardines que había tanto en España como en sus dominios en América. La Alameda Central adquiriría nuevamente la importancia que tenía un siglo antes, al reutilizarse como un espacio de recreación que las autoridades novohispanas proyectaron para deleite de los estamentos superiores.
Para 1725 el encargado del parque se comprometió a plantar 250 árboles cada año: álamos, fresnos y sauces. En 1729 el virrey de Casa fuerte pide poblar el área con hasta mil árboles. Un año después la Alameda Central cuenta con 4 mil árboles. En 1730 contaba con 4 mil álamos y sauces: su circunferencia era de mil 144, y tenía 14 calles bien formadas y derechas. Años más tarde, en 1742, quizá al secar y consolidarse el suelo donde estaba situada la Alameda Central las portadas de Santa Isabel y San Diego, comenzaron a arruinarse, así se determinó demolerlas, volviendo a construir otras de mampostería de piedra y ladrillo, pero ampliando sus vanos una vara. En 1771, el virrey Marqués de Croix, consideró ampliar la Alameda Central y con ello se produjo la forma rectangular que ahora le conocemos. Para 1791, la Alameda Central contaba con mil 908 árboles: mil 596 fresnos, 98 álamos, 200 sauces y por los prados 8 ailes, 1 sabino, 1 zompantle, 3 sauces y 1 olivo.
Siglo XIX[editar | editar código]
Con el Movimiento de Independencia en el siglo XIX, la Alameda Central nuevamente cayó en el abandono. Fue hasta 1822, cuando se tiene referencia de que el Ayuntamiento de la ciudad impulsa el rescate, compostura y cuidado de este espacio. Asimismo, las puertas que lucían en el zócalo fueron trasladadas a la Alameda Central, suprimiéndoles las coronas reales hispánicas que las remataban. En 1830, se colocó la nueva fuente de La Libertad, en la rotonda central, en “Conmemoración al Grito de la Independencia”. Tenía un brocal de planta mixtilínea con entrantes semicirculares y salientes rectos (podría ser el mismo de la fuente actual). Al centro un gran elemento piramidal de planta cuadrada con salientes y surtidores, decoradas con escamas estilo neoclásico.
Paulatinamente, a lo largo de este siglo, la Alameda Central sufrió una serie de cambios que modificaron su apariencia. “En 1836, el paseo fue dotado con nuevos faroles, con veinte luces cada uno, los cuales encendían con trementina y aguardiente. Para entonces solo cuatro guardianes cuidaban el orden dentro de la Alameda Central, cuyas acequias comenzaron a ser cegadas dos años después.” 2 Estos cambios continuaron con la colocación de una fuente de hierro, a mediados de siglo, para que se colocara en la parte central de la Alameda Central, donada por Manuel Escandón, dicha fuente es “La Fuente de la Bacante” de soporte central, con dos tazones, al pie esculturas de dos niños tritones y la bacante que la remataba, fundidos en hierro, en 1851, en Val Dosne, Francia. Aprovechando el brocal de cantería labrada que sirvió a las fuentes anteriores subsiste ligeramente modificada y muy deteriorada hasta ahora. En ese mismo año, “el Ayuntamiento ordenó repoblar todas sus arboledas y paseos.”
Durante el Segundo Imperio, Maximiliano de Habsburgo, impulsó medidas de embellecimiento con las cuales la Alameda Central cobraría otro aspecto muy distinto al que tenía. Al ser uno de los paseos favoritos de la emperatriz Carlota, el emperador ordenó mejorar la jardinería, sembrando rosas y una gran cantidad de flores aromáticas para deleite de la emperatriz. Ella misma, donó la fuente llamada “Venus conducida por Céfiros”, con lo cual buscó embellecer el panorama que poseía este espacio. Estas acciones permitieron que la Alameda Central, poco a poco, fuera recobrando la importancia que la había caracterizado un siglo atrás.
Con la presidencia de Benito Juárez, la Alameda Central entró en una etapa de reestructuración. De las modificaciones más importantes, se puede mencionar el que se haya derribado su barda perimetral, argumentando que de esa manera se evitarían crímenes dentro de ese espacio aunado con la oscuridad.
Con esta acción, se nota la trascendencia de la política juarista en hacer públicos los espacios y jardines que, como la Alameda Central, estaban destinados a los estamentos sociales altos.
En 1872, se ordenó la instalación de 36 faroles más. “Tal iluminación aumentó a cien, un año después, cuando ya gobernaba Don Sebastián Lerdo de Tejada.”
Durante el gobierno de Porfirio Díaz, la Alameda Central siguió cobrando importancia y fue objeto de modificaciones impulsadas por el pensamiento positivista que enmarcaba la ideología porfiriana basado en el orden, progreso y el afrancesamiento en las formas arquitectónicas. Entre las más importantes habría que mencionar la construcción del Kiosco Morisco, en la acera sur de la Alameda Central, entre 1889 y 1892. En este último año, se decidió poner un sistema de iluminación eléctrica para alumbrar el mencionado espacio, poniéndose México a la vanguardia en cuanto a mantenimiento y embellecimiento de parques públicos se refería, motivando mayor afluencia de visitantes por las noches.
Cabe resaltar que, en esta época, la Alameda Central fue escenario de fiestas y ceremonias cívicas como los discursos que evocaban la gesta heroica de la Independencia Nacional o castrenses, como los imponentes desfiles militares que ordenaba el presidente Porfirio Díaz.
Siglo XX[editar | editar código]
• Para 1910, ya entrado el siglo XX, la construcción e inauguración del Hemiciclo a Juárez, con motivo de los festejos del Centenario de la Independencia, significó para la Alameda Central un momento de trascendencia incalculable, ya que se decidió edificarlo ahí por tratarse de un lugar representativo y concurrido de la ciudad. Cabe mencionar que en ese lugar se encontraba el Kiosco Morisco, que fue trasladado al parque de Santa María la Ribera. Después del trance revolucionario, la Alameda Central volvió a cobrar importancia al situarse como un parque público que atraía la atención de los ciudadanos que buscaban un lugar de esparcimiento y tranquilidad. Para ello, el Ayuntamiento del Distrito Federal estableció un servicio de policía en este sitio, para que los visitantes tuvieran mayor seguridad al encontrarse en ella, esto en el año de 1922. En 1934, fueron construidas las pérgolas que albergaron unas librerías en el costado oriente de la Alameda Central. Estas fueron concebidas por el arquitecto Adamo Boari como parte del conjunto arquitectónico del Teatro de la Ciudad.
Para 1973, se llevó a cabo una remodelación integral que tuvo el acierto de devolverle su imagen tradicional. Como se observa, durante el siglo XX, y ahora en el XXI, la Alameda Central de la Ciudad de México, ha sido uno de los referentes urbanos más representativos de la capital mexicana. Ha fungido como un lugar de concurrencia y esparcimiento para los habitantes de la ciudad, y turistas nacionales y extranjeros.
A pesar de la urbanización en masa que se ha producido en las últimas décadas, la Alameda Central se ha conservado como un espacio que resguarda historia, valores culturales, ambientales y arquitectónicos, además de fungir como importante “pulmón”, del centro de la Ciudad de México, gracias a la vegetación que posee y que se ha vuelto un referente primordial.[2]
Siglo XXI[editar | editar código]
En el 2012 tuvo un proceso de rehabilitación y recuperación de la Alameda Central es una oportunidad invaluable para propiciar dentro de ella actividades culturales, cívicas y de recreación de manera ordenada, sin afectar sus valores y su destino de paseo. El proyecto, que abarcó los 96 000 metros cuadrados que comprenden la Alameda y sus calles circundantes, estuvo a cargo de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda a través de la Autoridad del Espacio Público. La Rehabilitación de la Alameda Central y su entorno se planteó con base en reordenamiento vehicular en torno al parque, la rectificación de su trazo para ampliar banquetas y andadores, la canalización para el sistema eléctrico, la instalación de un nuevo sistema de riego, la renovación de pavimentos, la reubicación y colocación de mobiliario urbano, la incorporación de iluminación peatonal, la restauración de monumentos y esculturas, y el saneamiento de la vegetación. Aún cercada en su perímetro para impedir comercio informal y con pocas fuentes en funcionamiento, el proyecto rescata este espacio central del Centro Histórico.[3]
Urbano - Arquitectonico[editar | editar código]
Propuesta de mejoramiento[editar | editar código]
Para el mejoramiento sustantivo de la calidad de vida de los habitantes, el Gobierno del Distrito Federal se ha puesto gran interés en la recuperación de espacios públicos seguros, accesibles y que generen una mayor integración social. La recuperación del Eje Urbano Insurgentes–Plaza de la Constitución, ha permitido comunicar nuevamente espacios urbanos emblemáticos para el Distrito Federal como son: Monumento a la Revolución, Alameda Central, Palacio de Bellas Artes y Zócalo. Inició con la recuperación de la Plaza de la República, la cual incluyó el Monumento a la Revolución, Museo Nacional de la Revolución y calles aledañas, complementadas con la intervención del Nodo Paseo de la Reforma y la rehabilitación de las aceras sur y norte de la Av. Juárez, la Alameda Central, la transformación de la Calle Francisco I. Madero en corredor Peatonal para finalmente llegar a la Plaza de la Constitución. La rehabilitación de la Alameda Central como punto vital de este Eje, permitió no sólo el rescate de uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad, sino además generar una suma de acciones que brindan un tejido urbano ordenado.
Intervención
La Alameda luce fantásticos pisos de mármol con los jardines y jardineras reforestados. Mientras que por la noche se goza de una nueva iluminación en los corredores y fuentes.
Existen ocho esculturas y fuentes emblemáticas de la Alameda conocidas como: Las Américas, las Danaides, Neptuno, las Ninfas 1 y 2, Mercurio, la Primavera y Venus, correspondientes a la segunda mitad del siglo XIX.
Adicionalmente fueron colocadas cuatro nuevas fuentes en cada esquina del la Alameda con iluminación LED de colores y chorros de agua de hasta 20 metros de altura. Al oriente se encuentra el monumento a Beethoven, obra del escultor Oldembech, que muestra una máscara mortuoria del célebre músico, hecha en bronce negro. Fue un obsequio de la colonia alemana en 1921.
El Hemiciclo a Juárez, recuperó la blancura original así como los ornamentos de oro y bronce, luciendo casi igual que hace 100 años cuando el Presidente Porfirio Díaz lo inauguró.
No podemos dejar atrás el mural de Diego Rivera ubicada en la calle Doctor Mora “Sueño de una tarde dominical en la Alameda”, se trata de una replica en menor escala a la original[4]
• Iluminación El proyecto revaloró las cualidades urbanas y arquitectónicas de la Alameda Central, acentuando sus partes constitutivas: los andadores y sus intersecciones, plazoletas, parterres, fuentes, monumentos y esculturas, al mismo tiempo que se fomentaron los encuentros y convivencia de los usuarios con la premisa de brindar seguridad y calidad ambiental al usuario el proyecto de iluminación mantuvo como prioridad la escala peatonal.
Fuentes: Se intervinieron las 12 fuentes existentes tuvieron un tratamiento especial de restauración y se trabajaron con especialistas en el ramo para obtener una óptima revaloración, ya que en su basamento de cantera se limpió y se restauró y en el centro se encuentran las esculturas de fierro fundido.
- Fuentes tipo geiser en esquinas: Ubicadas en las cuatro esquinas las cuales se alinearon con la traza de la Alameda Central y cada una está protegida por un brocal de concreto.
- Fuentes robotizadas tipo borbotón: Ubicadas en los cuatro cruces de los andadores diagonales, con clúster de iluminación, estas engalanan su escultura central de fierro fundido, la Primavera, Neptuno, Danaides y Venus haciendo juego con el agua y la iluminación.
- Fuentes rítmicas de piso: Ubicadas en el andador central de oriente a poniente, protegidas por con un brocal de cantera con juego e iluminación especial son la Ninfa I y II.
- Fuentes bailarinas: Ubicadas en el andador central, en el oriente en colindancia con Dr. Mora se encuentra Mercurio y al centro de la Alameda Central en el andador principal la Val Dosne.
Vegetación
El proyecto de vegetación estuvo enfocado a realizar un diagnóstico arbóreo para poder realizar los trabajos de saneamiento en alrededor de 1035 árboles, se hizo poda, trasplantes, remociones y limpieza. Se incorporaron acciones especiales en la banda perimetral a la Alameda Central, se buscó consolidar los frentes substituyendo las magnolias por jacarandas. En el caso de los bordes Sur, Este y Norte se reforzó el alineamiento mediante la colocación de jacarandas nuevas en el perímetro. En el alineamiento Oeste existía un frente de jacarandas adultas que se amplió con la siembra de nuevas. El tratamiento de la vegetación fue trabajado en campo con el diagnóstico realizado por las instituciones competentes para poder introducir nuevos sujetos arbóreos, así como sobresuelos. Se incorporaron cubresuelos de lavanda, pasto Monky, Lirio persa, Agapando, Salvia, y Fornio.[2]
Eventos importantes[editar | editar código]
Un Espacio Romántico[editar | editar código]
Alameda central es punto de encuentro de cualquier capitalino, pero en especial de las parejas ya sea por ser tan céntrico, o por la diversidad de actividades que hay alrededor, este lugar cuenta con bancas, amplios andadores, y ha sido sede de muchas citas, sin duda en días como 14 de febrero, plazas públicas como esta, se ven inundadas de globos en forma de corazones, rosas y gente caminando de la mano. Así como ha sido sede de eventos como el Besoton.
Personajes memorables[editar | editar código]
Anécdotas geniales[editar | editar código]
Referencias[editar | editar código]
- ↑ Tomado de: https://alcaldiacuauhtemoc.mx/descubre/alameda/ Fecha de consulta: 14/05/2020
- ↑ 2,0 2,1 Tomado de: http://maya.puec.unam.mx/planmanejoch/Docum_Extern/36.pdf Fecha de consulta: 04/05/2020
- ↑ Tomado de:http://www.alamedacentral.cdmx.gob.mx/ Fecha de consulta: 14/05/2020
- ↑ Tomado de: https://www.arquine.com/la-alameda-rehabilitada/ Fecha de consulta: 14/05/2020