Templo de San Francisco
El Templo de San Francisco se encuentra ubicado sobre la calle peatonal Francisco I. Madero, en la colonia Centro Histórico en la alcaldía Cuauhtémoc. Fue el primer y más grande templo franciscano en la Ciudad de México que llegó a ocupar más de 32 mil metros cuadrados, pero con el paso del tiempo se fue fragmentando. Se construyó por iniciativa de Hernán Cortés en 1524, pero su fachada actual obedece a una reedificación realizada en 1716. Destacan la fachada estilo churrigueresco y el retablo del altar mayor, obra de Jerónimo Antonio Gil.
El ex convento era considerado el más grande e interesante de los construidos en el Distrito Federal, además de ser el primero en erigirse en la ciudad. Actualmente queda sólo la iglesia, mínima parte del gran conjunto que existió. Allí habitaron fray Pedro de Gante, Martín de Valencia, Toribio de Benavente, Bernardino de Sahagún y otros insignes misioneros.
Este edificio custodiaba una excesiva riqueza de alhajas, pinturas, reliquias, vasos sagrados y muebles. El altar mayor (que ya no existe) tenía pinturas de Baltazar de Echave y una sillería de caoba ricamente tallada.[1]
Datos
Historia[editar | editar código]
Época Colonial[editar | editar código]
En agosto de 1522, arribaron a Tlaxcala tres españoles franciscanos, aquella primera orden religiosa que llegó a tierras mexicanas con el fin de evangelizar a los indígenas. Juan de Ayora, Juan de Tecto y el Fray Pedro de Gante llegarían pronto a la Nueva España, para comenzar con la labor de conversión con los aztecas.
Los sacerdotes, primeramente, empezaron a estudiar varias de las lenguas que se hablaban en los distintos parajes que constituían lo que fuera Tenochtitlán. Fue en Texcoco donde se edificó la primera escuela franciscana de la ciudad, aquí se enseñaba a leer, escribir y cantar. Desde luego también se daban clases de fe cristiana.
Para junio de 1524 llegaron al país otros 12 miembros de la orden de San Francisco. Como ya eran varios, los frailes optaron por levantar una pequeña casa muy cerca de la Plaza Mayor. Pero este predio sería provisional, pues pronto, con donativos de Hernán Cortés, los franciscanos adquirirían un terreno de miles de metros cuadrados, lo cual es equivalente hoy a cuatro manzanas.
Se trataba de un espacio muy grande, pues cuentan las crónicas se solía tratarse de un terreno ocupado por una de las casas donde Moctezuma albergaba sus animales, los llamados zoológicos del tlatoani mexica.[2]
A lo largo del virreinato, San Francisco fue el convento de conventos. Su presencia fue símbolo de victoria: con su orden se selló el triunfo y fue el inverso de la Noche Triste. Sus intrépidos monjes lograron fundirse entre los indígenas, evangelizarlos, latinizarlos e incluso recopilar la historia de sus costumbres. Por ello, desde muy temprano, el clero secular rivalizó con la orden, al grado de que hacia 1570 les fue recortado todo suministro para educar a los indígenas que gobernarían sus propios pueblos.
Con donativos de Hernán Cortés, fray Pedro de Gante fundó en 1525 la primera iglesia franciscana, San José de los Naturales, en terrenos antes ocupados por una de las casas de animales de Moctezuma. En dicha iglesia se celebraron el Primer Concilio Mexicano, el primer Auto de fe del Santo Oficio, las primeras confirmaciones y los funerales de Carlos V. Una vez construida la iglesia principal, San José fue renombrada Capilla de los Servitas y, no obstante que Felipe II le concedió el rango de iglesia catedral, acompañó a las otras cuatro capillas que rodeaban al templo principal.
La superficie y misiones del convento rebasaban cualquier expectativa. En contra de las opiniones del clero secular, los hermanos terceros de la Orden de San Francisco construyeron un hospital, un cementerio y un panteón en el que atendía no sólo a sus cofrades, sino también a los indigentes. Oponiéndose a objeciones arzobispales, obtuvieron el permiso para acoger a los pobres en 1750, así como la bendición de la iglesia añadida al hospital. La secularización y las envidias comenzaron a tomar forma hacia mediados del siglo XIX. [3]
Siglo XIX[editar | editar código]
En 1856 se anunció que en el atrio del convento se tramaba una conspiración, por lo que el presidente Comonfort hizo un doble anuncio en septiembre: que se abriría una calle desde el Callejón de Dolores hasta San Juan de Letrán y que el convento quedaría suprimido.
Así comenzó la demolición de la enfermería, las celdas, la huerta y el monasterio, hasta que cuatro años después, en diciembre, las Leyes de Reforma suprimieron las órdenes conventuales y aquella magna obra barroca quedó convertida en ruinas.
Se abrió la calle de Gante y el atrio fue ocupado por un circo y caballerizas, en tanto que el templo fue dejado para el culto protestante. De los treinta mil metros cuadrados que ocupó, sólo quedaron pistas.
En 1868, se eliminaron los conventos por mandato de la Ley de Desamortización, razón por la cual unos protestantes episcopales adquirieron el templo que todavía prevalecía en aquel lugar del centro. A su vez, éstos se lo vendieron a los jesuitas 30 años después. Y ellos, por su parte, lo donan a los franciscanos de nuevo.[2]
Siglo XXI[editar | editar código]
Por fortuna todavía se mantiene incólume su fachada churrigueresca, ese estilo español que destaca por la profusa cantidad de ornamentos y detalles, que de manera acertada se desdoblan por toda la portada que constituye al Templo y Convento de San Francisco. También destaca su atrio, donde actualmente se montan exposiciones.
Se trata, más bien, de un complejo religioso, compuesto por un templo y un claustro adjunto. Asimismo, a poca distancia se encuentra la capilla Balvanera, que le otorga un aire muy religioso a este hermoso rincón del Centro Histórico.
Características como el retablo del altar mayor continúan embelesando a los entusiastas de la arquitectura religiosa. Se trata de una obra que data del siglo XVIII, y que corrió a cargo de Jerónimo Antonio Gil. Cabe mencionar, que fue destruido en el siglo XIX, pero restaurado en la década de los 40 del siglo XX. Conviene admirar esta joya arquitectónica desde todos sus ángulos, para cautivarse con su preciosa fachada y también con las obras pictóricas que adornan su interior.
Historia eclesiástica[editar | editar código]
Proceso de construcción[editar | editar código]
Arquitectura[editar | editar código]
Fachada[editar | editar código]
El exterior[editar | editar código]
El interior[editar | editar código]
Descripción del templo[editar | editar código]
La fachada occidental[editar | editar código]
Interior[editar | editar código]
El órgano[editar | editar código]
Disposición[editar | editar código]
Campanas[editar | editar código]
Equipo constructor[editar | editar código]
Otras observaciones[editar | editar código]
Notas[editar | editar código]
Referencias[editar | editar código]
Bibliografía[editar | editar código]
Enlaces externos[editar | editar código]
- ↑ Convento de San Francisco, Ciudad de México. (2015, 10 julio). TuriMexico. https://www.turimexico.com/convento-de-san-francisco-ciudad-de-mexico/
- ↑ 2,0 2,1 Tomado de: https://mxcity.mx/2017/04/la-historia-de-san-francisco-el-convento-de-conventos/ fecha de Consulta: 23/06/2020
- ↑ P. (2017, 12 julio). Templo y Convento de San Francisco. local.mx. https://local.mx/ciudad-de-mexico/arquitectura/templo-y-convento-de-san-francisco/