Templo de San Felipe Neri, La Profesa
Datos
El Templo de San Felipe Neri, La Profesa, o simplemente La Profesa, es una de las 49 Maravillas de la Ciudad de México. Se encuentra en la Colonia Centro - Centro Histórico, sobre la emblemática calle Francisco I. Madero esquina con Isabel la Católica. Es considerado la Catedral alterna de México, debido a que durante la Guerra Cristera sustituyó las funciones de la importante la Catedral Metropolitana. El nombre del antiguo templo jesuita era Casa Profesa, cuya característica principal es ser el establecimiento más importante de una provincia, en las que, usualmente, sólo hay una.[1] Con la expulsión de los jesuitas en 1767, el templo quedó desocupado y un año más tarde se instalaría la Orden de San Felipe Neri, luego de que su oratorio se derrumbara en el terremoto de 1768; de ahí que su nombre actual lleve el santo representante de la orden. Reconstruido en 1720 por el arquitecto Pedro de Arrieta, el Templo La Profesa se caracteriza por su increíble arquitectura manierista que sirvió de ejemplo para la edificación de otros templos católicos en la Ciudad de México. Además, cuenta con una importante colección de oleos de los siglos XVII, XVIII y XIX que se está abierta al público.
Historia[editar | editar código]
Colonial[editar | editar código]
En el siglo XVII, los jesuitas habían instalado un antiguo templo llamado Casa Profesa, que constaba de armaduras de madera. El templo actual de estilo barroco, fue edificado por Pedro de Arrieta entre 1714 y 1720, también por orden de la Compañía de Jesús. Cuentan las crónicas que la parroquia fue financiada por el marqués Villapuente de la Peña y su esposa, la marquesa de las Torres de Rada.[2]
En 1767 la orden de los jesuitas, la Compañía de Jesús, fue expulsada de España y la Nueva España por Carlos III. El Templo La Profesa quedó desocupado ese año. Sin embargo, sólo pararía un año para que la Orden de San Felipe Neri se instalara luego de que su oratorio quedara destruido por un temblor. En 1684, se había construido este templo conocido como Oratorio de San Felipe Neri “el viejo” y en 1752 la de San Felipe Neri “el nuevo”, que nunca se terminó. Fue en 1768 cuando se produjo un terremoto que afectó a ambos inmuebles, de modo que la Orden de San Felipe Neri se trasladó al templo de La Profesa, que había sido abandonado tras la expulsión de los jesuitas en 1767 y que los felipenses adquirieron con el pago de 70 000 pesos y la entrega de los oratorios “viejo” y “nuevo”. [3]
Siglo XIX[editar | editar código]
En 1820, el sacerdote del Templo La Profesa, Matías Monteagudo, organizó una serie de juntas para lograr la Consumación de la Independencia de la Nueva España, a raíz del descontento de la oligarquía eclesiástica con la Constitución de Cádiz. Creada en 1812, rechazada en un principio pero jurada después por el rey Fernando VII, era de corte liberal y atentaba contra los derechos de la Iglesia. Por ello, el clero decidió lograr la independencia de España y establecer en México una monarquía absoluta. A estas juntas, dice Lucas Alamán en su Historia de Méjico, “asistían varios individuos de los más respetables de la ciudad, los cuales veían con horror las ideas que se habían manifestado en las cortes en materias religiosas, desde su reunión en Cádiz [de corte liberal, efectuada en 1812] y querían a toda costa oponerse a su reunión y ejecución en el país […]. En aquellas reuniones, desde que se recibieron las noticias de los sucesos de España, se trató de impedir la publicación de la constitución para la ejecución de estas ideas, necesitaban de un jefe militar de crédito y que mereciese su conanza, y creyeron encontrarlo en Agustín de Iturbide”.
El padre Luis Martín Cano, párroco de La Profesa en 2017, comentó que lo más lógico es que las reuniones se hubieran llevado en la casa de ejercicios espirituales para varones que se encontraba a un lado del templo, misma que fue derrumbada para la apertura de la calle de Cinco de Mayo. Quienes acudían a estos ejercicios, dice el sacerdote, permanecían una semana encerrados en la casa. Esta situación pudo haber sido tomada como pretexto para las juntas secretas. Pero, sostiene, no hay nada que lo documente.
Asimismo, estas juntas fueron el antecedente directo del Plan de Iguala, con el que México consiguió su Independencia. El motivo que tenían estas reuniones y la participación de los miembros de la Iglesia, sobre todo del obispo de Puebla, es que ellos querían evadir las reformas secularizantes que las Cortes de Madrid estaban tomando en contra del clero. Por ejemplo, se había decidido que el diezmo ya no fuera el diez por ciento de la producción, sino el cinco; bajar o limitar el número de novicias en los conventos, suprimir todos los conventos de las órdenes militares y lo más importante: se había acordado suprimir los ingresos vía capellanía, donaciones. “Esta fue la razón por la cual el alto clero decidió impulsar la ruptura con la metrópoli, en los diez años anteriores, desde el inicio de la lucha, el alto clero siempre combatió a los insurgentes. Pero en esta ocasión decide que ya ha llegado a un límite la reforma liberal de las cortes españolas y por eso va a impulsar la Consumación de la Independencia. En estas reuniones se redactó el plan de Iguala. Invitaron a otros individuos que no solamente eran de la Iglesia, sino que eran los representas más importantes de las oligarquías criollas. Si se observa el artículo catorce de este plan, pues dice justamente que el plan de Iguala va a conservar la riqueza, los fueros y los derechos de la Iglesia”.[4]
Siglo XX[editar | editar código]
Durante la Guerra de los Cristeros, el Templo La Profesa fungió como catedral de manera temporal.
Congregación de San Felipe Neri[editar | editar código]
Oratorio en 1575, cuando el papa Gregorio XIII donó a la comunidad la casa religiosa de Santa María in Vallicella (Italia). A partir de entonces, la Congregación de los filipenses, conformada por presbíteros y clérigos seculares, trabajó en dos sentidos, en la atención espiritual y en la educación de las primeras letras para los desprotegidos: niños y mujeres. Desde su fundación se estableció que cada Congregación del Oratorio de San Felipe Neri fuese independiente, incluso de la que se encontraba instaurada en Roma. Esto bien podía responder a que dentro del territorio eclesiástico se les consideraba sometidos de manera especial a la autoridad del obispo. Pronto se crearon otros Oratorios en otras ciudades de Europa y en América, como la primera casa de los filipenses, fundada en la ciudad de Puebla de los Ángeles en 1651, apenas seis años después de haberse establecido el primer Oratorio en España. Sería incluso en el Virreinato novohispano donde se contó con la mayor presencia de la Congregación filipense en toda la América hispánica, con un total de ocho casas en las ciudades y villas de Puebla, México, Guadalajara, Oaxaca, San Miguel el Grande, Orizaba, Querétaro y Guanajuato.[5]
La “Unión Ilustrísima de San Felipe Neri” fue fundada por don Antonio Calderón Benavides en 1657. Su primera sede fue la iglesia de San Bernardo; más tarde se mudaron a la capilla de la Soledad de la iglesia de Balvanera, donde estuvieron tres años y, finalmente, a la calle del Arco de San Agustín, hoy República de El Salvador, donde construyeron su propio Oratorio, cerca de una casa antigua donde se decía que había nacido San Felipe de Jesús. Pese a tan insigne y piadoso uso que se le atribuía, la casa fue demolida para construir una iglesia bajo la advocación de San Felipe Neri.[6]
Historia eclesiástica[editar | editar código]
Arquitectura[editar | editar código]
En el plano que firma el propio arquitecto del edificio, Pedro de Arrieta, en 1737, la iglesia aparece destacadísima, con su cúpula y sus dos torres, apenas separada de la Catedral por el conjunto de la Alcayzería. [1]
Por otro lado, luego de la apropiación del templo por la Orden de San Felipe Neri, a inicios del siglo XIX se introdujo el estilo neoclásico en el interior y Manuel Tolsá diseñó el retablo mayor, dedicado a su santo.
Fachada[editar | editar código]
La fachada principal constituye un estandarte que explica las intenciones de inserción de la Compañía en el tejido urbano de la capital del virreinato. Presenta poderosísimos ordenes corintios en ambos cuerpos, una decoración fitomorfa de gran carnosidad, una entrada principal con un curioso remate conopial y graciosos baquetoncillos en sus jambas, y una iconografía domina dominada por la visión extática de san Ignacio o la (curiosa) presencia de santa Gertrudis (explicable lógicamente por la identidad de la comitente). Constituye, sin duda, una fachada con pocas competidoras en la ciudad de México del primer cuarto del siglo XVIII.[1]
El interior[editar | editar código]
En el interior, varias cosas sorprenden: la amplitud del espacio basilical de tres naves, el extraordinario desarrollo que alcanzan las cubiertas (de lunetos las centrales, de arista las laterales, cúpula octogonal en el crucero), o la extraordinaria diafanidad que se alcanza con los esbeltos soportes. Estos últimos merecen mención aparte, ya que su planta romboidal y sobre todo la profusión de perfiles parecen recordar baquetones de raigambre gótica, similares aunque con mucho mayor desarrollo que los que habíamos observado en la fachada principal.[1]
Pinoteca[editar | editar código]
El templo resguarda una magnífica Pinacoteca que contiene una de las colecciones de pintura de caballete más importante de México, tanto por la relevancia de sus autores, como por el número extraordinario de obras de los siglos XVII, XVIII y XIX,[2] las cuales se distribuyen en cuatro salas: Mariana, Jesuita, Cardenal Newman y Tres siglos. Se trata de más de 453 obras de los más reconocidos artistas de la Nueva España. Fue inaugurada por vez primera como el 26 de mayo de 1978 por el padre Octaviano Valdés, Presidente de la Comisión Arquidiocesana de Arte Sacro. La inauguración definitiva la efectuó el entonces prepósito de la congregación, Antonio Ríos Chávez, el 26 de marzo de 1988, después de largos años de costosas obras de reconstrucción en los salones en que está instalada la Pinacoteca, de las que se hizo cargo el padre Luis Ávila Blancas, miembro integrante de los congregantes oratorios y rector del templo de La Profesa.[7]
El órgano[editar | editar código]
Disposición[editar | editar código]
Campanas[editar | editar código]
Equipo constructor[editar | editar código]
Otras observaciones[editar | editar código]
Notas[editar | editar código]
Bibliografía[editar | editar código]
Referencias[editar | editar código]
- ↑ 1,0 1,1 1,2 1,3 Javier Cuesta Hernández, "Algunas consideraciones sobre la arquitectura jesuita en la Nueva España" en ACADEMIA XXI, Vol. 3, N° 4, 2012, pp. 29-43.
- ↑ 2,0 2,1 Tomado de: https://www.gob.mx/cultura/prensa/primera-etapa-de-recuperacion-y-restauracion-en-el-templo-de-la-profesa.
- ↑ S.A., "El Instituto Matías Romero y sus sedes: el Oratorio de San Felipe Neri" en Revista Mexicana de Política Exterior, núm. 100, enero-abril de 2014, pp. 161-175.
- ↑ Tomado de: https://www.eluniversal.com.mx/colaboracion/mochilazo-en-el-tiempo/nacion/sociedad/la-iglesia-donde-se-planeo-la-independencia.
- ↑ Rafael Castañeda García, "Ilustración y educación. La Congregación del Oratorio de San Felipe Neri en Nueva España (siglo XVIII)" en Historia crítica, Nº 59 (enero), 2016, pp. 145-164.
- ↑ Martha Fernández, "El Museo del Escritor en el ex claustro del Oratorio de San Felipe Neri 'el Viejo'". Disponible en: http://www.esteticas.unam.mx/revista_imagenes/rastros/ras_fernandez12.html.
- ↑ Tomado de: https://sic.cultura.gob.mx/ficha.php?table=museo&table_id=757.