Restaurante El Cardenal
El Restaurante El Cardenal ubicado en la Calle Palma número 23 de la Colonia Centro - Centro Histórico de la Alcaldía Cuauhtémoc es uno de los restaurantes con más historia del centro de la Ciudad, debido a diferentes razones, por un lado esta la historia de esta familia de Morelia que supo hacer crecer su restaurante a través de la gastronomía mexicana y por otro, por el inmueble de estilo afrancesado que ocupa dicho restaurante. Sus comienzos fueron en el año 1969 en el inmueble que ocupo la Real y Pontificia Universidad de México y en 1984 abrió sus puertas el número 23 de la calle Palma. La arquitectura de este inmueble aunado a la tradición culinaria hacen de este un lugar emblemático.
Datos
Descripción[editar | editar código]
El restaurante ocupa un edificio de estilo francés, localizado en la calle de Palma esquina con Callejón 5 de Mayo, es uno de los restaurantes más concurridos en el Centro Histórico de la Ciudad de México. En su origen fue una pequeña fonda, ubicada en la planta alta del edificio que fuera la Real y Pontificia Universidad de México, que abrió sus puertas en 1969.
En 1984 se trasladó al edificio actual. El Cardenal se hizo famoso por la variedad y el delicioso sabor de sus platillos. En su menú se encuentran platillos tradicionales como moles, chiles en nogada, gusanos de maguey y hasta unos riquísimos tacos de escamoles, considerado por muchos el “caviar mexicano”.
Actualmente el restaurante cuenta con sucursales, una de ellas ubicada en los bajos del Hotel Hilton México City Reforma, frente a la Alameda, otra en las Lomas de Chapultepec y, más recientemente, en San Ángel.[1]
Historia[editar | editar código]
Siglo XX
El restaurante El Cardenal fue fundado en el año de 1969 en el edificio que albergó a la Real y Pontificia Universidad de América, ubicado en la esquina que forman las calles de Moneda y Seminario. Sus fundadores fueron la señora Oliva Garizurieta y el señor Jesús Briz, esposos y padres de siete hijos, quienes desde un inicio se sumaron al esfuerzo de construcción de un patrimonio para la familia.
A finales de los años sesenta, una pareja adquirió un local que había sido abierto por oficinistas de Palacio Nacional sin imaginar que se terminaría convirtiendo en uno de los restaurantes más famosos del Centro Histórico: El Cardenal.
Abrió sus puertas el 23 de abril de 1969, en el segundo piso del edificio que alguna vez fue casa de la primera universidad de México y de la famosa cantina “El Nivel”, en la esquina de Seminario y la antigua calle del Arzobispado.
La familia Briz Gariuzrieta llegó a la Ciudad de México desde Morelia, Michoacán. En su juventud Jesús Briz trabajó en una milpa en donde adquirió los conocimientos sobre la cocina tradicional mexicana, al involucrarse en la siembra y recolección de diversos alimentos. Poco a poco, se compenetró en el proceso de elaboración de tortillas y otras técnicas más complicadas, que al cabo de un tiempo le permitieron experimentar con la combinación de sabores e ingredientes de diversas regiones hasta lograr platillos con un sabor único. [2]
La pareja emprendió varios negocios, en su mayoría pequeños, que supieron administrar y llevar al éxito. Su primer acercamiento con el mundo restaurantero lo tuvieron cuando Don Jesús obtuvo la concesión de un establecimiento llamado “Casa de Michoacán”, en el que él pudo perfeccionar sus habilidades culinarias especializándose en la preparación de platillos típicos michoacanos -valga la redundancia- como los uchepos, corundas o el caldo michi. Por su parte, Doña Olivia contaba con un talento nato para la cocina, sus hijos suelen contar que la sazón la heredó de su abuela, quien también era una excelente cocinera. Su don no se limitaba a la cocina veracruzana, sino que al igual que su esposo, era una entusiasta al momento de descubrir nuevas combinaciones de sabores que pudiesen maravillar al paladar.
El matrimonio, sabiéndose creativo en la elaboración de alimentos y con miras hacia el futuro familiar, pensó que la mejor forma de poder tener un ingreso seguro para su manutención era conseguir un local y vender comida. Fue así que adquirieron “El Cardenal”, sitio que llevaba en operación seis meses debido a que un grupo de ocinistas del Palacio Nacional lo había abierto y al no poderle dedicar el tiempo necesario, pensaron que la única solución era traspasarlo. Una vez efectuado el traspaso, la pareja decidió no cambiar el nombre del establecimiento, ya que el cardenal era el ave preferida de la madre de Don Jesús y lo tomaron como un buen augurio.
Ubicados a un costado de la Catedral Metropolitana y justo arriba de la famosa cantina “El Nivel”, al principio les bastó una barra donde pudieran servir a sus clientes y, como el negocio era pequeño, todos al interior estaban de pie. Poco después, eso cambió ya que el sitio se fue posicionando como uno de los favoritos de los trabajadores y habitantes de la zona por dos simples motivos: era rico y barato. El crecimiento fue tal que, eventualmente, se tuvieron que instalar mesas y sillas para poder recibir a una mayor clientela.[2]
El Cardenal de la Calle Palma
En 1984 la familia abrió un restaurante con mayores dimensiones en la calle de Palma 23 en una casona afrancesada que perteneció a Julio Limantour, hermano del Ministro de Hacienda de Porrio Díaz, José Yves Limantour. Antes de ser ocupado por el restaurante, el edicio tuvo varios usos como ser la afamada mueblería Mosler, Bowen & Cook, Sucesores, descrita en el libro “México Industrial” como: “entre las más lujosas de la capital, por el general aspecto del hermoso edicio en que están instalados y por los espléndidos salones que en el interior poseen, repletos de muebles nos para despachos y casas, entre los cuales se destacan por su elegante apariencia esos escritorios de novedad, forma americana, fabricados con rica madera de roble y estudiando en ellos cómo satisfacer todas las comodidades del que tiene que usarlos”. También fue sede de las ocinas de la Compañía Contratista de Servicios Eléctricos “Amacuzac”, que transformó su interior por completo.
La apertura de este espacio permitió que la familia se pudiera concentrar en la elaboración de sus platillos: dejaron de estar limitados por el tamaño del restaurante y podían ampliar la cocina, construir zonas especícas para la elaboración del chocolate, hornos para el pan y también una sección especíca para la elaboración de las tortillas, que son alimentos que los han distinguido a través de los años. Poco después, la familia vio la necesidad de elaborar su propia nata, leche y sus subproductos, como la crema o los quesos.[2]
En ese nuevo espacio fue también posible concentrar la fortaleza del restaurante en los procesos, a fin de garantizar la excelencia de los platillos y contribuir a la preservación de las principales técnicas de elaboración de la comida mexicana. Así el restaurante desarrolla el proceso de la tortilla comenzando desde la puesta del nixtamal; lo mismo ocurre con el pan y con el chocolate, que junto con las natas, elaboradas con leche recién ordeñada, conforman nuestros ya tradicionales desayunos.
En el año 1992 fue necesario cerrar el restaurante que dio origen para permitir la restauración del inmueble de la calle de Moneda No. 2 predio perteneciente al Gobierno Federal y cedido a la Universidad Nacional Autónoma de México. Después de concentrar todos los esfuerzos en el restaurante de Palma durante casi dos años, se presentó la oportunidad de reubicar el antiguo restaurante El Cardenal en la calle de San Ildefonso, justo enfrente del antiguo Colegio de San Ildefonso que recientemente había sido restaurado para convertir en Museo la sede de la antigua Escuela Nacional Preparatoria. Desafortunadamente este restaurante tuvo que cerrar sus puertas en el año 2003, en virtud de las dificultades que presentaba el acceso a la zona.[3]
Arquitectura[editar | editar código]
El Cardenal de la calle de Palma se aloja en un bello edificio porfiriano de estilo francés, con altos techos y anchas columnas de cantera, que podemos admirar gracias a un minucioso trabajo profesionalmente realizado por el Arq. José Helue Mina.
El servicio diario se ofrece en dos plantas. Una reciente modificación a sus instalaciones ha permitido mostrar a nuestros comensales la cocina y el área de horneado del pan, las cuales quedan a la vista al ingresar, en la planta baja. En el primer piso se encuentra un espacioso salón cuyos vitrales identifican el lugar, enmarcado entre maderas y columnas de cantera que propician un agradable ambiente. Éste concluye en un salón que puede independizarse al cerrar sus estilizadas puertas para ofrecer privacidad a algún grupo de comensales no mayor de 30 personas, caracterizado por su decorado en tapicería enmarcado en fina madera, lo que lo hace más acogedor, así como por sus vitrales de color azul (Salón Muralistas).
En la siguiente planta, al acceder por el elevador, se encuentra el Salón Rancho Nuevo, nombrado así por una pintura que sale al paso del visitante, en la que se recrea la hacienda del mismo nombre, que fue propiedad de los abuelos de la familia fundadora. Este da paso al Salón de la Esperanza, que es utilizado también para eventos especiales, con una capacidad hasta para 80 personas.[4]
Referencias[editar | editar código]
- ↑ Tomado de: Javier Villalobos Jaramillo. Los 100 Sitios y Monumentos más importantes del Centro Histórico de la Ciudad de México. En coordinación con la Delegación Cuauhtémoc y el Gobierno de la Ciudad de México.
- ↑ 2,0 2,1 2,2 Tomado de: https://www.eluniversal.com.mx/colaboracion/mochilazo-en-el-tiempo/nacion/sociedad/el-famoso-restaurante-que-inicio-como-empresa-de
- ↑ Tomado de: http://www.restauranteelcardenal.com/historia-el-cardenal.html
- ↑ Tomado de: http://www.restauranteelcardenal.com/el-cardenal-palma.html