Puente del Púlpito
Datos
El Puente del Púlpito es el más emblemático de los cuatro puentes memorables que la Colonia Chimalistac conserva y forma parte los 49 Puentes más hermosos de la Ciudad de México.
Se encuentra al sur de la Ciudad de México, donde existe un espacio pleno de tranquilidad, con calles empedradas donde alguna vez existió el Río Magdalena, y que aún conserva sus memorables puentes.
Historia[editar | editar código]
Colonia Chimalistac[editar | editar código]
Durante el siglo XVII, Chimalistac formó parte de la propiedad agrícola que los carmelitas desarrollaron a lo largo del cauce del Río Magdalena. Como parte de la inmensa huerta del Colegio del Carmen, fue lugar de una amplia experimentación en obras de riego, además de la construcción de puentes de piedra volcánica que un día sirvieron para atravesar de un lado al otro de la ribera y ahora sólo llevan de un extremo a otro de una calle empedrada. Sin embargo, también tuvieron otras funciones, se utilizaron curiosamente para la educación vocal de los frailes que ensayaban sus sermones en uno de esos puentes, en cuyo centro parece tener un púlpito, y su voz debía vencer el murmullo del río, de otro modo no se escucharía con fuerza y grandeza en el interior de la iglesia. Según Francisco Fernández del Castillo, ensayaban allí “con el objeto de que perdieran la timidez y en la parte más agreste, allí donde el raudal se precipitaba formando una pequeña cascada se colocaban el rector, los profesores y los novicios que iban a escuchar el sermón o la disertación del alumno”.[1]
Los Puentes Coloniales de Chimalistac[editar | editar código]
Durante la etapa en que estuvieron aquí los Carmelitas Descalzos, Chimalistac, que ya era como se dijo antes un paraíso natural desde tiempos de las culturas originales, fue creciendo a partir de enormes extensiones de huertos frutales y hortalizas, con los consiguientes puentes, fuentes y obras hidráulicas que todavía hoy pueden ser descubiertas parcialmente. Hasta el siglo XIX la zona conservaba todavía sus características horticultoras, educativas y religiosas; en esa época todavía estaba en funciones el Colegio de los Carmelitas de San Ángel, y a partir de finales de ese siglo inició la urbanización de la colonia y el lugar empezó a adquirir las características que hoy ostenta.
La Colonia Chimalistac no es muy grande pero sí encantadora, perderse por sus calles empedradas, silenciosas, y bucólicas es una experiencia única en nuestra bulliciosa urbe. Lo mismo pensaron el gran pintor mexicano José María Velazco (1840-1912) que aquí se inspiró en varias de sus obras, o, el gran novelista y diplomático mexicano Federico Gamboa (1864 – 1939) que aquí también se inspiró para su famosa novela Santa escrita en 1903, donde un pianista y una prostituta se enamoran, y que después, en 1932, fue llevada a la pantalla cinematográfica por el actor y director español Antonio Moreno (1887 – 1967) con música de Agustín Lara.
Sí algo destaca en Chimalistac son sin duda sus cuatro antiguos puentes del siglo XVII que cruzan el afluente del río Magdalena. Este cuerpo de agua nace en la Sierra de las Cruces y era, en algún momento, también alimentado por varios manantiales que descendían desde la cañada de Contreras.
Hoy, y desde hace ya varias décadas, este caudal fue silenciado al ser entubado, pasa por debajo de Jardines del Pedregal y el Eje 10 Sur río Magdalena, hasta resurgir a la superficie justo después de Chimalistac, en la avenida Universidad.
Incluso se puede ver una parte de este donde están el puente de piedra y el templo de Panzacola en la esquina de Francisco Sosa y Universidad, donde bordea los Viveros de Coyoacán justo antes de volver a sumergirse otra vez en el Río Churubusco que corre por la avenida del mismo nombre y que fue entubado también en esta misma época, es decir, entre la tercera y cuarta década del siglo pasado.[2]