Posadas Navideñas
Las Posadas Navideñas se llevan a cabo del 16 al 24 de diciembre y con la primera se inaugura la temporada Navideña que concluye el 2 de enero con la celebración del Día de la Candelaria. Estos eventos son realizados por las familias en sus colonias lo que promueve unidad y diversión a través de resguardar las tradiciones que en estas se viven, como partir una piñata o cantar las letanías. Esta celebración se da en toda la Ciudad de México y forma parte de los 49 Desfiles, peregrinaciones, procesiones o actos más tradicionales de la Ciudad de México.
Historia[editar | editar código]
Las posadas son una tradición navideña típica de México que comienza nueve días antes de la Navidad, el cual simboliza el recorrido de María y José de Nazaret a Belén. Es una fiesta navideña entrañable que une vecinos, familas y amigos. Estas posada buscan propiciar un ambiente de unión y alegría, “lo más importante de las posadas es que reúnen al barrio o la comunidad, ya que por el hecho de ser repartidas cada día entre un grupo de familias, entran en competencia amigable y sobre todo en un mayor esplendor de alegría navideña”. [1]
Su origen se remonta a los tiempos de la conquista, cuando los españoles llegaron a México, los aztecas creían que durante el solsticio de invierno, el dios Quetzalcóatl (el sol viejo) bajaba a visitarlos. Cuarenta días antes de la fiesta, compraban los mercaderes a un esclavo en buenas condiciones y lo vestían con los ropajes del mismo dios Quetzalcóatl. Antes de vestirlo, lo purificaban lavándolo. Salían con él a la ciudad y él iba cantando y bailando para ser reconocido como un dios. Las mujeres y los niños le ofrecían ofrendas. En la noche, lo enjaulaban y lo alimentaban muy bien.
Nueve días antes de la fiesta, venían ante él dos "ancianos muy venerables del templo" y se humillaban ante él. Durante la ceremonia, le decían: "Señor, sabrás que de aquí a nueve días se te acabará este trabajo de bailar y cantar porque entonces has de morir". Él debía responder: "Que sea muy en hora buena". Llegado el día de la fiesta, a media noche, después de honrarlo con música e incienso, lo tomaban los sacrificadores y le sacaban el corazón para ofrecérselo a la luna. Ese día en los templos se hacían grandes ceremonias, dirigidas por los sacerdotes, que incluían ritos y bailables sagrados, representando la llegada de Quetzalcóatl, así como ofrendas y sacrificios humanos en honor a él.
Durante el mes de diciembre, no sólo festejaban a Quetzalcóatl, sino que también celebraban las fiestas en honor a Huitzilopochtli. Estas fiestas duraban veinte días, iniciaban el 6 de diciembre y terminaban el 26 del mismo mes, eran fiestas solemnes que estaban precedidas por 4 días de ayuno y en las que se coronaba al dios Huitzilopochtli poniendo banderas en los árboles frutales. Esto es a lo que llamaban el "levantamiento de banderas". En el gran templo ponían el estandarte del dios y le rendían culto.
El pueblo se congregaba en los patios de los templos, iluminados por enormes fogatas para esperar la llegada del solsticio de invierno. El 24 de diciembre por la noche y al día siguiente, 25 de diciembre, había fiestas en todas las casas. Se ofrecía a los invitados una rica comida y unas estatuas pequeñas de pasta llamada "tzoatl".
Los misioneros españoles que llegaron a México a finales del siglo XVI, aprovecharon estas costumbres religiosas para inculcar en los indígenas el espíritu evangélico y dieron a las fiestas aztecas un sentido cristianos, lo que serviría como preparación para recibir a Jesús en su corazón el día de Navidad.
En 1587 el superior del convento de San Agustín de Acolman, Fray Diego de Soria, obtuvo del Papa Sixto V, un permiso que autorizaba en la nueva España la celebración de unas Misas llamadas "de aguinaldos" del 16 al 24 de diciembre. En estas Misas, se intercalaban pasajes y escenas de la Navidad. Para hacerlas más atractivas y amenas, se les agregaron luces de bengala, cohetes y villancicos y posteriormente, la piñata.
En San Agustín de Acolman, con los misioneros agustinos, fue donde tuvieron origen las posadas.
Los misioneros convocaban al pueblo al atrio de las iglesias y conventos y ahí rezaban una novena, que se iniciaba con el rezo del Santo Rosario, acompañada de cantos y representaciones basadas en el Evangelio, como recordatorio de la espera del Niño y del peregrinar de José y María de Nazaret a Belén para empadronarse. Las posadas se llevaban a cabo los nueve días previos a la Navidad, simbolizando los nueve meses de espera de María. Al terminar, los monjes repartían a los asistentes fruta y dulces como signo de las gracias que recibían aquellos que aceptaban la doctrina de Jesús.
Las posadas, con el tiempo, se comenzaron a llevar a cabo en barrios y en casas, pasando a la vida familiar. Estas comienzan con el rezo del Rosario y el canto de las letanías. Durante el canto, los asistentes forman dos filas que terminan con 2 niños que llevan unas imágenes de la Santísima Virgen y de San José: los peregrinos que iban a Belén. Al terminar las letanías se dividen en dos grupos: uno entra a la casa y otro pide posada imitando a San José y la Santísima Virgen cuando llegaron a Belén. Los peregrinos reciben acogida por parte del grupo que se encuentra en el interior. Luego sigue la fiesta con el canto de villancicos y se termina rompiendo las piñatas y distribuyendo los "aguinaldos".
Tras siglos de tradición estas posadas se llevan a cabo del 16 al 24 de diciembre todavía, que son precisamente las nueve noches que José y María peregrinaron de Belén a Nazaret buscando posada. Desde las capillas abiertas, construidas en la época de la conquista, esta ceremonia pasó a las iglesias y de allí a las casas, donde se llegó celebrar con genuino fervor religioso. [2]
Las posadas mexicanas son tradición de cantos y al pedir posada, se canta de manera alternada entre los Anfitriones (el grupo dentro de la casa) y los Peregrinos (el grupo fuera de la casa). que concluye con el famoso estribillo: “Entren santos peregrinos, peregrinos, reciban este rincón. Y aunque es pobre la morada, la morada, os la doy de corazón”.
La celebración cuenta con diferentes elementos que son parte de la identidad de México, pues gracias a ellos estas fiestas son tan particulares en el país. El nacimiento, farolitos y adornos de papel, cohetes, luces de bengala, velas, piñatas, música y alimentos.
La tradición de las posadas clásicas como aún sucede en algunas vecindades o conjuntos habitacionales donde todos los vecinos colaboran, y cada quien se encarga de algún aspecto de los preparativos para hacer la ocasión lúcida y agradable. Durante siglos fueron una de las actividades sociales más importantes de México.[3]
Elementos de las Posadas [4][editar | editar código]
Piñatas
En las posadas hay un elemento muy importante que forma parte de una tradición llena de color y alegría: las piñatas que han de romper a golpes de un bastón y con los ojos vendados. La piñata representa el pecado, por eso es colorida, alegre y bonita, como la representación atractiva del pecado. Además, la piñata suele tener forma de estrella de 7 puntas y cada una de ellas representa uno de los pecados capitales.
El acto de pegarle con el palo representa la fuerza que Dios deja al hombre para acabar con el pecado. La persona que pega a la piñata lleva los ojos tapados, como representación de nuestro caminar a ciegas en el mundo. Al momento de romper la piñata caen dulces, como representación de los premios que nos da Dios por vencer al pecado.
Además los niños deben dar 33 vueltas con los ojos vendados para recordar los años de vida de Cristo.
Aguinaldos
La fruta y los dulces que se reparte a cada uno de los peregrinos es una tradición que,iniciaron los monjes franciscanos que comenzaron con las posadas. Estos eran un agradecimiento para los que aceptaban la religión católica.
La colación que antiguamente los padrinos y madrinas entregaban a sus ahijados que recibían la fe se reparten desde la celebración en las posadas hasta el día 24. Se preparan con dulces de la temporada y galletas, y se reparten entre todas las personas que participen de la fiesta.
Peregrinos
Son la representación física que simboliza a Jesús y María en su peregrinaje de Nazaret a Belén y es por eso que sus figuras deben llevarse al inicio de la procesión.
Letanías y rezos
Cada posada debe iniciar con un rosario y las letanías que se cantan están basadas en el Evangelio que narran las travesías de los peregrinos antes de llegar a Belén.
Velas y luces de bengala
Según la tradición católica, simbolizan parte del ritual que hacían los aztecas durante el festejo del nacimiento del Sol, pues solían prenden velas durante las celebraciones, sin embargo también representan la luz que traerá Jesús al mundo.
Ponche
La bebida como tal no tiene un significado religioso, sino que responde más a una preparación con los ingredientes de la temporada como la guayaba, el tejocote, cañas y manzana. [5]
Referencias[editar | editar código]
- ↑ Tomado de: https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1292746.las-posadas-origen-e-historia-de-la-tradicion-decembrina.html
- ↑ Tomado de: http://es.catholic.net/op/articulos/18264/la-navidad-y-sus-tradiciones-las-posadas.html#modal
- ↑ Tomado de: https://tierrasmayas.com/posadas-tradicion-mexicana/
- ↑ Tomado de: https://www.kofc.org/un/es/resources/communications/posadaES.pdf
- ↑ Tomado de: https://www.milenio.com/cultura/posadas-navidenas-mexico-historia-origen-significado