Plaza de Las Vizcaínas
Datos
La Plaza de Las Vizcaínas está ubicada en la Colonia Centro - Centro Histórico en la Alcaldía Cuauhtémoc en la Ciudad de México. La plaza de las Vizcaínas es una de las más de 60 plazas y plazoletas que existen en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Se localiza a la salida de la Estación Metro Salto del Agua, frente al Cine Teresa, en la esquina sur-poniente del perímetro A, entre el Eje Central Lázaro Cárdenas (antes San Juan de Letrán) y la calle Bolívar.
Historia[editar | editar código]
Orígenes de Las Vizcaínas
El origen de la plaza de Las Vizcaínas, se encuentra en lo que fue un gran mercado a raíz de la Conquista, y del cual es el único residuo, aunque fragmentario y con un sentido completamente distinto, ya que está directamente relacionado con el imponente edificio del Real Colegio de San Ignacio, llamado también de las Vizcaínas. La plaza perteneció en la ciudad azteca a la parcialidad de Moyotlan, Era ésta una de las cuatro "campa" en que se dividía la ciudad y estaba comprendida entre la calzada de Tacuba y la de Ixtapalapa, es decir, se extendía hacia el Suroeste del centro de México-Tenochtitlan.
Tenía esta parcialidad un teocalli que fue destruido en los primeros años de la Colonia y sobre sus ruinas se construyó un hospicio para forasteros y una ermita, que fue fundada por Fr. Pedro de Gante. Posteriormente se ubicó en ese lugar el convento de San Juan de la Penitencia que ya desapareció, y actualmente ocupa el predio la iglesia del Buen Tono. Al hacerse la primera traza de la ciudad colonial, se señalaron como límite por el Sur, las calles de Vizcaínas, San Jerónimo, Tornito de Regina y Estampa de San Miguel, y al Poniente las calles del Tecpan de San Juan y Santa Isabel, así que el terreno de la plaza de Vizcaínas, era exactamente el ángulo suroccidental de la ciudad española. Fuera de esta traza, se dejaron terrenos suburbanos para habitación de los indios y para regirlos en el aspecto religioso, se formaron cuatro doctrinas que correspondía a las cuatro antiguas parcialidades, llamándose la del Suroeste, San Juan Moyotlan.
Para atender a la justicia entre los naturales, se creó una institución que los indios llamaron Tecpan, en la cual se encontraba un juez protector de naturales, que debía ser un oidor nombrado por el virrey. Para sus funcionamiento se dividió la ciudad en dos secciones: una regida por el Tecpan de Santiago Tlatelolco y otra por el Tecpan de San Juan Tenochtitlán. Este último estaba ubicado muy cerca de donde ahora se encuentra la fuente del Salto del Agua, frente al lado occidental de la Plaza de Vizcaínas y dio origen a que la calle en la que se encontraba (hoy San Juan de Letrán), se llamará calle del Tecpan de San Juan, y el barrio que se extendía de allí, hacia el poniente, se llamará Tecpancatitlan.
Inmediatamente después de delimitar Cortés la ciudad española, se formó dentro de la traza en la zona del Suroeste, un gran tianguis. Esta zona que al principio estaba deshabitada, se fue poblando poco a poco, y José María Marroquí nos aporta valiosos datos al respecto:
Mientras hubo bastante espacio de qué disponer, se dieron aquellos solares con libertad. En 7 de julio de 1531, Pedro de los Ríos pidió que se le hiciese merced de un solar que lindaba con Juan de Burgos, en aquel sitio del bañadero. Ofreció dificultad la Concesión porque se temía ya que se estrechase el bañadero, sin embargo, era muy amplio todavía y comprendía más de dos solares de extensión según el informe de vista de ojos que se hizo para el caso, de donde resultó que se hiciera la merced a Ríos, constituyendo allí un censo a favor de la ciudad, En 21 de febrero de 1544 Alonso de Villaseca solicitó que se le dieran unas demasías de solar que lindaban con tierra desocupada y junto al bañadero de caballo y esquina de Marcos Romero y calle en medio de la esquina de Tomás Rigoles, y como en esto a nadie se seguía prejuicio, no al bañadero mismo, se le concedieron. En 2 de Agosto de 1546 a ruego de Diego Tristán, se le hizo merced de un pedazo de tierra que está cerca del Tianguis de México, lo que hubiera en él, dejando las calles libres y entrada y salida de los caballos al bañadero.
El mercado fue creciendo y aumentaron cada vez más las bodegas y almacenes. Los medios de saneamiento no debieron ser muy buenos debido a la putrefacción de desperdicios en las acequias, de no da testimonio una pequeña calle que por allí existió y que se llamó Calle de las Ratas, probablemente por la abundancia que había de estos animales. Con la construcción del colegio de San Ignacio, el espacio que ocupaba el mercado se modificó y formó dos pequeñas plazas, una hacia al Sur del Colegio, que se llamó Plaza de las Vizcaínas y es la que aún se conserva, y otra hacia el Oriente que se conocía como Plazuela de la Cal. Había una amplia comunicación entre ambas y hacían en conjunto una forma de L.
La Plazuela de la Cal, se limitaba al Norte, por una pequeña manzana de casas que se habían construido frente al portal y que formaban la calle del Portal de Tejada; al Oriente por casas que hacían el lado occidental de la calle de la Estampa de Regina; al poniente por la Calle de las Pañeras (hoy Aldaco), en la que se encontraba el Colegio, y al Sur, como ya se dijo, se comunicaba con la Plaza de Vizcaínas. Su nombre deriva de que gran parte de los negocios allí establecidos, se dedicaban al comercio de la cal y acostumbraban ponerla en montones delante de las tiendas.
El barrio cercano al Colegio de las Vizcaínas
Siglo XVIII
Cuando estaba por terminarse el edificio de las Vizcaínas, se inició la construcción de una pequeña iglesia dedicada a Nuestra Señora de la Concepción. Para 1761 quedó terminada y es un bello ejemplar de la arquitectura del siglo XVIII, de finas proporciones y con el característico tezontle cortado en contraste con la decoración en cantera. La gente la llamó Iglesia del Salto del Agua, por estar ubicada cerca de donde desemboca el agua que venía de Chapultepec por el Acueducto de Belén y que satisfacía las necesidades de los rumbos de Belén, la Piedad, San Antonio Abad y la Viga. Unos años más tarde, en 1779, se construyó en este lugar una fuente labrada en cantera, de estilo barroco, que armonizaba estupendamente con la iglesita; pero en 1929, cuando el acueducto estaba ya en desuso y se amplió la calle de Niño Perdido, fue restaurada; sin embargo, dado el mal estado de la obra, entre 1940-1946 se hizo la réplica que hoy vemos y los restos de la fuente primitiva se conservan en el Museo Nacional del Virreinato en Tepotzotlán.
De esta manera se fue conformando el barrio cercano al Colegio de las Vizcaínas, pero aún sufriría otra transformación: al irse secando el agua de los lagos, las acequias llevaban muy poco agua y resultaban ser lugares malolientes donde se amontonaban desperdicios. En el año de 1786 se cegó la acequia del Puente Quebrado, desapareciendo con ello el desembarcadero y el bañadero de caballos. El área del bañadero se pobló con casuchas miserables y se formó un callejón que se llamó de la Polilla (hoy calle de Meave), que corría de Oriente a Poniente, y otro dos callejones de Norte a Sur, ya desaparecidos, que comunicaban al primero con la calle del Puente Quebrado (hoy República del Salvador). El barrio se llamó también de la polilla, debido a que fue habitado por gente baja, de condiciones económicas malas y de moral no muy respetable.
En 1973 la Plazuela de la Cal desaparece, pero Marroquí, no indica en qué año con precisión. Sin embargo, sabemos por el Archivo de Vizcaínas, que en 1796, se determinó que se pidiera al Virrey que mandara cambiar el mercado de la Cal, "ya que la afluencia de burros da motivo de escándalo a las niñas", lo que indica que debió ser después de esta fecha.
Siglo XIX
Durante el siglo XIX, se rehicieron muchas casas que databan de la Colonia, entre ellas las del Portal de Tejada y según noticia de Luis Gonzáles Obregón, en el número 5 de esta calle, nació el poeta Guillermo Prieto. Como se pudo ver durante la exposición anterior, el barrio de la Plaza de la Vizcaínas fue un barrio popular, concurrido por comerciantes, artesanos, vendedores ambulantes, cargadores, etc., es decir toda la población característica de los mercados. Sus condiciones de saneamiento no fueron las mejores y eso hizo que las habitaciones permanentes las ocuparan gente de clase baja y que se creara allí un centro de prostitución.
Abundaban las taquerías y pulquerías; una de éstas estaba establecida en el Callejón de la Polilla, cerca de los baños, y otra en la calle del Tornito de Regina. Los baños más concurridos por la gente del pueblo, se localizaban en esta área de la ciudad; en la Polilla, en el callejón de Pescaditos y los muy conocidos "Del jordán", cerca del Salto del Agua, de donde salieron varios boxeadores que figuraron como campeones.
Existieron además lugares de diversión y en el mismo Callejón de la Polilla se encontraba, en el siglo pasado, un teatrillo en un jacalón, que se llamaba "La Unión" y se conocía también como "El Pambazo". La propia Plaza de Vizcaínas fue ocupada en este siglo, durante mucho tiempo, por la famosa carpa "La Libertad", la cual dio a la ciudad de México, no pocos actores famosos. Ahora [casi todo ha desaparecido] y el aspecto de la plaza y el rumbo ha variado, no sin llevarse parte del folklore urbano, que ha surgido del pueblo y es una parte de él. De todo lo que fue este barrio, lo único que se ha mantenido invariable, digno y grandioso, es el edificio del Colegio de San Ignacio, como reflejo de magnificencia y solidez que le dieron sus fundadores vascos; a pesar de las vicisitudes económicas y políticas, es una de las pocas instituciones que, creadas en el siglo XVIII, sigue funcionando en nuestros días.[1]
Referencias[editar | editar código]
- ↑ Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, Coordinación Nacional de Monumentos Históricos. “Ficha del Catálogo Nacional de Monumentos Históricos Inmuebles número I-0013801454. -. Disponible en: http://catalogonacionalmhi.inah.gob.mx/consulta_publica/detalle/12616” , 30/07/20.