Panadería La Vasconia
La Panadería La Vasconia es reconocida como la más antigua de la Ciudad de México, pues abrió sus puertas a los primeros clientes en 1870, es decir más de 150 años, por lo que ya es un referente de la panadería y repostería en las calles aledañas al centro histórico de la ciudad. Actualmente ubicado en la calle de Tacuba número 73 esquina con Palma, de la Alcaldía Cuauhtémoc, en la colonia Centro. La Vasconia ofrece gran variedad de panes, postres y pasteles hechos a la medida y por pedido.
Datos
Historia[editar | editar código]
Se cuenta que probablemente fue abierta por algún vasco de Baztán que llegó para quedarse en la ciudad. Otra teoría apunta a un hombre Del Valle entre los Pirineos y la última hipótesis señala a un procedente de Pamplona como responsables de la existencia de esta panadería. Muchos de ellos eran panaderos en la segunda mitad del siglo XIX, profesión que ganó popularidad en aquellos días.
En 1869 había unas 30 panaderías en la Ciudad de México, que estaban en manos de unos 18 dueños, de los cuales sólo siete eran españoles.
Tal fue el boommigratorio que, para 1890, el número de panaderías se había triplicado con la llegada de los baztaneses. Y es que como otros extranjeros que encontraron en el Centro Histórico un lugar para vivir y trabajar, los vascos de Baztán, una vez asentados y prósperos mandaban traer a sus parientes para trabajar con ellos. Así, llegaba el sobrino o el cuñado o el tío y aprendía el oficio; años más tarde, él mismo abría su propia panadería
Especialidades[editar | editar código]
Lo mejor de este lugar es el pan dulce: concha, campechana, ojo de pancha, polvorón, panqué, novia, cuerno, chilindrina o corbata, entre decenas de creaciones de la panadería tradicional mexicana. Aunque también hay que probar la trenza de higo (hojaldre de higo y nuez), auténtica de este lugar.
Curiosidades[editar | editar código]
En 1900 llegó a México, don Andrés Barberena para hacerse cargo de la panadería; mucho después sería uno de los más importantes empresarios de la industria panificadora mexicana.
En 1909, el novelista Pierre Llandé escribió: “Para ser un auténtico vasco, se necesitan tres cosas: llevar un apellido sonoro que hable de su origen, hablar la lengua de los hijos de Aitor; y tener un tío en América, y de preferencia, panadero”. Así de sencillo.
Presente[editar | editar código]
Desde tempranas horas del día, el lugar se abarrota de oficinistas, estudiantes y turistas, dispuestos a degustar uno de los platillos del lugar, desayunos a precios muy accesibles (desde 50 pesos), que se convierten en: bisquets con mermelada, café y jugo. Lo máximo son hasta 75 pesos por un desayuno potente que incluya huevos al gusto.
Lo mejor de este lugar es que se puede pedir el pan dulce que más te guste: concha, campechana, ojo de pancha, polvorón, panqué, novia, cuerno, chilindrina o corbata, entre decenas de creaciones de esta panadería tradicional mexicana.
Ahora es también rosticería y restaurante.