Museo Experimental el Eco
Datos
El Museo Experimental el Eco se ubica en la Colonia San Rafael. Es un espacio que alberga todo tipo de expresiones artísticas, según la propuesta del artista Mathias Goeritz, quien concibió el proyecto en 1953. El espacio, luego de haber cumplido con otras funciones comerciales, fue adquirido por la UNAM en 2004 y catalogado como Patrimonio de esta institución. Actualmente es un museo que solamente presenta exposiciones temporales, y pretende revivir las emociones de los espectadores a través de su arquitectura.
Historia[editar | editar código]
Mathias Goertitz, artista vanguardista, conoció a Daniel Mont durante una exposición llevada a cabo en la Galería de Arte Mexicano en 1952. Mont era un empresario que se interesaba en proyectos relacionados con las galerías de arte, restaurantes y bares, así que le propuso a Goeritz que concibiera y proyectara un espacio artístico que articulara sus ideas vanguardistas, estrechamente relacionadas con el movimiento de la Bauhaus en Alemania, que pregonaba la relación entre el espacio (la arquitectura), las emociones (lo poético) y la pedagogía (lo performático). La única consigna que el empresario le dirigió a Goertitz fue que "hiciera lo que le dé la gana".[1]
El diseño que realizió Goeritz consistía en disponer corredores, techos, recintos y vanos que reflejaran la experiencia emocional, catártica, de los visitantes. Todo aquello lo concibió como una gran escultura penetrable que fuera una plataforma para el arte mexicano e internacional de mitad de siglo. Sin embargo, después de haber operado como museo experimental durante unos años y luego de la muerte de Daniel Mont en 1953, el espacio dejó de tener una sola función y deambuló como restaurante, club nocturno, teatro y centro de reuniones políticas. Como consecuencia de haber transitado por estas otras funciones para las que no fue concebido, el diseño arquitectónico se modificó constantemente y perdió su forma original.
Hasta el 2005 volvió a reestructurarse el museo a partir de su idea original, luego de que la UNAM comprara el inmueble en 2004 y lo inaugurara el 7 de septiembre del siguiente año, con la finalidad de "revivir el legado arquitectónico, artístico y pedagógico de Goeritz, [y] sobre todo, darle vida a una estructura realizada para expandir los lenguajes del arte".[1] La restauración estuvo a cargo del Arq. Víctor Jiménez y, al finalizarse, el edificio se catalogó como Patrimonio de la UNAM.
Puede decirse que Goeritz trajo a México una problemática nueva en las artes y fue instrumental en desfasar el insistente enfoque en la pintura y la necesidad de mirar hacia las otras artes, particularmente la escultura; es en ella que encontraba la matriz de la obra de arte total, ella podía ser habitable como El Eco y servir de escenario y de escenografía, de señal urbana y despliegue de arte público y monumental.[2]
Arquitectura[editar | editar código]
Un año después de la inauguración del Museo Experimental el Eco, Mathias Goeritz publicó el "Manifiesto de la arquitectura emocional", inspirado en la experiencia religiosa y la arquitectura barroca y gótica, en donde describe y explica el porqué del diseño del museo:
El terreno del ECO es pequeño, pero a base de muros de 7 a 11 metros de altura, de un pasillo largo que se estrecha (además subiendo el suelo y bajando el techo) al final, se ha intentado causar la impresión de una mayor profundidad. Las tablas de madera del piso de este pasillo siguen la misma tendencia, angostándose cada vez más, llegando a terminar casi en un punto. En este punto final del pasillo, visible desde la entrada principal, se proyecta colocar una escultura: un GRITO que debe tener su ECO en un mural "grisaille" de aproximadamente cien metros cuadrados, obteniendo posiblemente por la misma sombra de la escultura que ha de realizarse en el muro principal del gran salón [sic]".[3]
La idea consistía en proyectar un espacio que evocara, en conjunto con las obras artísticas que estuvieran expuestas, una experiencia emocional al espectador, para lo cual se emplearían contrastes de luz y sombra, lo amplio y lo angosto. Este espacio proyecta la idea de la obra de arte total, en donde el espacio también forma parte de la experiencia estética, dado que llena de significación a las obras artísticas, ya sean plásticas o performáticas.
El edificio es un juego de volúmenes en lineas horizontales-verticales, estos grandes muros macizos y los pocos vanos crean claroscuros muy interesantes, las sombras de los árboles también juegan un papel importante en la interpretación y lectura que nos ofrece el museo, es un juego del tiempo y las estaciones del año, en primavera los árboles tienen copas frondosas y las coloridas jacarandas llenan los patios del museo con sombras espesas y flores que caen en su interior, en invierno ya no hay follaje y las lineas casi imperceptibles de las ramas de los arboles se dibujan en los muros del edificio; este lugar recuerda como si estuviéramos viendo una escultura por sus elementos compositivos en constante dinamismo, en la fachada interior principal del edificio la torre amarilla rompe totalmente con los muros y losas del edificio y da como resultado visuales interesantes con ángulos que permiten visualizar el edificio. En su interior el juego de visuales es muy importante, la entrada angosta y larga con sus muros tan altos como el edificio te llevan a desembocar frente a la primera sala del museo, al dar la vuelta en este pasillo la sensación se convierte en algo totalmente diferente, el espacio se abre y se llena de luz, este juego es constante en todo el museo, Goeritz concibió el museo desde un inicio como una escultura penetrable, un espacio que a cada paso brindara sensaciones y lecturas diferentes, que en cada visita se pueda descubrir algo nuevo, que en cada nueva mirada las sensaciones y aprendizajes continuaran en alimentación constante, así como el arte se mantiene en constante cambio.
El dibujo que realizó Goeritz es una abstracción precisa e interesante sobre la idea que tenia para el museo, el dibujo simplifica en una imagen al edificio, en la derecha del dibujo se puede ver el pasillo angosto y encumbrado que recibe a los visitantes con lineas que van a lo recto por todo el pasillo simulando el piso entarimado del museo, un preciso detalle al acabado del piso para dar la sensación mas remarcada de estreches; la cruz que se alza a un lado del pasillo nos habla de la idea de sus ventanas enmarcadas en cruz para dividir las ventanas en 4 partes, que dejan ver ampliamente los patios que albergaran obra, es el dibujo puede verse una escultura de Goeritz, una serpiente angulosa y pesada que da la bienvenida al patio.
Programas[editar | editar código]
- Exposiciones y eventos
- Barra Eco
- Pabellón Eco
- Cátedra Extraordinaria Mathias Goeritz
- Estancias de trabajo
Salas[editar | editar código]
Exposiciones temporales[editar | editar código]
Reconocimientos[editar | editar código]
Información estadística y curiosidades[editar | editar código]
Mitos, Leyendas y Relatos[editar | editar código]
Personajes Célebres[editar | editar código]
Personajes Inolvidables[editar | editar código]
Bibliografía[editar | editar código]
Referencias[editar | editar código]
- ↑ 1,0 1,1 Tomado de página web: https://eleco.unam.mx/el_eco/acercade/ (consultada el 17/03/20)
- ↑ Eder, Rita. «Dos aspectos de la obra de arte total: experimentación y performatividad.» Desafío a la estabilidad. Procesos artísticos en México 1952-1967. México: UNAM-Turner, 2014. 72.
- ↑ Mathias Goeritz, "Manifiesto de la arquitectura emocional", en Cuahonte (comp.), El eco de Mathias Goeritz: pensamientos y dudas autocríticas. México: UNAM-IIE, 2007.