Federico Gamboa
Federico Gamboa(Ciudad de México, 1864 - 1939) Novelista y dramaturgo mexicano considerado el principal exponente del naturalismo en su país. Pese a las adversidades de su infancia y a las dificultades con que tropezó para su formación, logró ingresar en 1888 en la carrera diplomática. Ocupó puestos en Argentina, Brasil, América Central y Estados Unidos, y representó a su país en España como embajador (1910-1911); subsecretario interino de Relaciones Exteriores en 1908, se le confirmó en su cargo como titular en 1909 y desempeñó interinamente la Secretaría de Relaciones en 1910. Fue delegado en la Conferencia de Derecho Internacional Marítimo (Bruselas, 1909), diputado y director de la Academia Mexicana de la Lengua. [1]
Biografía[editar | editar código]
Federico Gamboa nació el 22 de diciembre de 1864 y murió el 15 de agosto de 1939 en la Ciudad de México. Ingresó a la Academia como miembro de número en 1909; fue el 2° ocupante de la silla XVII y director de la corporación a partir del 10 de julio de 1923, después de José López Portillo y Rojas.
Entró a estudiar la carrera de Notario en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, pero la abandonó para entrar al servicio diplomático, a finales de 1888, cuando se incorporó al Servicio Exterior como secretario segundo de la Legación Mexicana en Centroamérica. Durante los más de 24 años que trabajó para la diplomacia mexicana vivió en ciudades como Washington, Buenos Aires, Bruselas y Guatemala. Cubrió todos los puestos, hasta ser nombrado Secretario de Relaciones Exteriores en 1913, cargo en el que estuvo únicamente cuarenta y cinco días, ya que sus diferencias con Victoriano Huerta lo hicieron renunciar.
Su producción literaria puede dividirse en tres grandes apartados: Novelas: Del natural: Esbozos contemporáneos (1899). Apariencias (1892). Suprema Ley (1896). Metamorfosis (1899). Santa (1903). Reconquista (1908). La llaga (1913). El evangelista: novela de costumbres mexicanas (1922). Teatro (las fechas corresponden al estreno): La última campaña (1894).Divertirse (1894). La venganza de la Gleba (1904).A buena cuenta (1907). Entre hermanos (1925). Memorias:Impresiones y recuerdos (1893). Mi Diario I (1908).Mi Diario II (1910). Mi Diario III (1920). Mi Diario IV (1934). Mi Diario V (1938). De forma póstuma, y gracias al trabajo de investigación y recopilación de José Emilio Pacheco, se publicaron dos diarios más: Mi Diario VI (1995) y Mi Diario VII (1996).
Cuatro de sus obras han sido adaptadas al cine: Suprema Ley, una vez; La llaga tuvo dos versiones; Entre hermanos, una adaptación, y Santa, la más famosa de sus producciones, lleva hasta la fecha seis adaptaciones para el cine y varias para el teatro, así como una para la televisión en 1978.
Su vinculación con el periodismo comienza en 1885 (El Diario del Hogar) y, salvo algunas pausas debido a su trabajo como diplomático, se prolonga hasta el año de su muerte. Gamboa se desempeñaba con facilidad en tres idiomas (español, francés e inglés), lo cual le permitió escribir para revistas y periódicos de diversas partes del mundo. Durante los últimos veinte años de su vida escribió de forma constante para el periódico El Universal.
Gamboa ejerció la docencia por muchos años. En la Escuela Libre de Derecho impartió Derecho internacional público y en la Escuela Nacional Preparatoria, Literatura Castellana. En la Facultad de Altos Estudios, después llamada Filosofía y Letras (UNAM), impartió las asignaturas de Literatura española e hispanoamericana de los siglos XVI, XVII y XVII; Literatura castellana contemporánea y Literatura mexicana. En 1935 la UNAM le concedió el grado de doctor Honoris Causa. [2]
Obras[editar | editar código]
Obras
La última campaña (1894)
Suprema Ley (1896)
Metamorfosis (1899)
Santa (1903)
La venganza de la gleba (1905)
Reconquista (1908)
Entre hermanos (1928)
Mi diario (1938)
Mitos, Leyendas y Relatos[editar | editar código]
En diciembre de 1930 la actriz Lupita Tovar quiso conocer al escritor Federico Gamboa. Tenía 19 años y ya había trabajado para dos grandes compañías estadunidenses: Fox y Universal. Federico Gamboa contaba con 66 años de edad y Santa, su célebre novela, hacía 17 años había sido publicada por primera vez.
La actriz oaxaqueña había leído la novela y le interesaba. Quería saber cómo Gamboa había creado el mito de Santa.
El novelista estuvo dispuesto a platicar con la actriz, pero no en su casa, sino en un lugar entonces alejado de la ciudad: Chimalistac. Pese a que la invitación a plena luz parecía más un día de campo que otra cosa, Lupita Tovar acudió con guantes largos a la cita.
En la Colonia Chimalistac, el propio Federico Gamboa le mostró la placa que justificaba el nombre de la plaza donde se encuentra la famosa iglesia de San Sebastián y en la que Lupita Tovar leyó lo siguiente: “don Federico Gamboa, que con muy noble y alto ingenio dio vida a Santa, fundiéndolas a la poesía de Chimalistac y a las miserias de la gran ciudad, su nombre perdurará en esta plaza”.
Gamboa tenía razón de orgullo: Santa había sido el primer best seller mexicano (a la muerte del novelista llevaba vendidos 60 mil ejemplares en un país analfabeto) y el escritor contaba no con un busto, sino con toda una plaza a manera de homenaje.
Según El Universal Ilustrado, después de mostrarle la placa, Gamboa invitó a Lupita Tovar a conocer a Santa. “Claro que existe y con una vida muy distinta a la de Santa… Aquí, en Chimalistac, venía a pasar mi familia la temporada de verano. Excuso decirles que una buena parte de mis recuerdos de infancia están en este pintoresco lugar. Una compañera buena de mi niñez lo fue la hoy señora Emeteria. Con ella jugaba, con ella leía yo cuentos e historias. Emeteria, bonita, sensitiva y buena, era la hija de la lavandera de mi casa”.
Y Emeteria, ya lo adivinó, era Santa, el personaje de la primera parte de la novela. Para no dejar lugar a dudas, el fotógrafo de El Universal Ilustrado imprimió una placa memorable en la que aparecen Lupita Tovar, Emeteria y Federico Gamboa. Santa, en esa fotografía de hace 77 años, es una campesina de vestido y cabellos blancos.
La Tovar no fue la primera que descubrió la identidad de Santa. En el diario del novelista, que rescató para nosotros José Emilio Pacheco y que es un documento insuperable sobre el porfiriato, Gamboa escribe el 21 de mayo de 1926: “en Chimalistac me llego hasta la casa de Emeteria, mujer en quien me inspiré para realizar el personaje Santa provinciana. Me retratan con ella… me insisten en que les narre yo, en breves palabras, la historia de mi novela más popular. Me excuso de ello por la brevedad del tiempo de que dispongo”.
Con Lupita Tovar el novelista sí tuvo tiempo suficiente para contarle los entretelones de la novela. La llevó incluso al cementerio de Chimalistac, donde se supone habían quedado los restos de la protagonista. Y allí, frente a la tumba, Lupita Tovar no perdió la oportunidad para decir una oración por la heroína. Naturalmente tuvo que justificarse ante los reporteros: “será una tontería… pero yo no pude evitarlo. Para mí, Santa es una mujer que vivió y allí está”.
De las cuatro películas que se filmaron basadas en la novela, dos se hicieron en vida del escritor. Del estupendo prólogo con el que José Emilio Pacheco presenta el voluminoso Diario de Federico Gamboa, rescato estas líneas, cuya vigencia permanece: “se diría que la novelística mexicana ha producido grandes personajes y un solo mito: Santa”. Quien lo dude, escuche la canción del mismo nombre escrita por Agustín Lara. [3]