Convento de San Agustín
Datos
El Convento de San Agustín es uno de los 49 Inmuebles demolidos más recordados de la Ciudad de México. Se encontraba en la Colonia Centro - Centro Histórico, junto al Templo de San Agustín, que está aún de pie junto a las instalaciones de la Antigua Biblioteca Nacional, que también formó parte del conjunto san agustino. Actualmente, sólo es posible ver esta parte de su grandiosidad, en la esquina de Isabel la Católica y República del Salvador. Sin embargo, gran parte del convento fue demolido entre 1856 y 1857, como consecuencia de las Leyes de Reforma; mismo destino sufrieron el Convento de San Francisco y el Convento de Santo Domingo.
Historia[editar | editar código]
Colonial[editar | editar código]
Siglo XVI[editar | editar código]
Cuando los primeros agustinos arribaron a Ciudad de México el 7 de junio de 1533, fueron recibidos en el convento de Santo Domingo, donde se mantuvieron hasta que consiguieron una casa temporal en la calle de Tacuba, al tiempo que solicitaron al ayuntamiento un solar para construir su convento, el cual fue otorgado al suroeste de la Plaza de Armas, en la parcialidad conocida como de San Juan Moyotla, dentro de la traza española. Aunque fuera de la firmeza del islote donde se había fundado México-Tenochtitlan, el sitio otorgado resultó muy fangoso, motivo por el cual los indígenas le llamaban Tzoquipan (donde hay mucho lodo), nombre que también refería a una parcialidad y a un barrio.[1]
No debieron tardar demasiado en emprender las obras del futuro convento agustino. Aunque no hay datos sobre su inicio y término, ya estaba en funciones cuando se colocó la primera piedra para la iglesia el 28 de agosto de 1541, la cual se concluyó en 1587, como lo señalan Manuel Romero de Terreros en La iglesia y convento de San Agustín y Alfonso Toro en La cántiga de las piedras. Convento e iglesia ocuparon toda una manzana (hoy conformada por las calles Venustiano Carranza, 5 de Febrero e Isabel la Católica, así como República de El Salvador a su espalda) y aun así les fue insuficiente el espacio, ya que en él se congregaban “muchos religiosos honrados, gente grave y de letras que la habita”, además de todos los que concurrían para alivio de sus necesidades y consuelo, así como “a actos de letras y públicas conclusiones”.[1]
Hacia 1575, los frailes hicieron una insólita petición al virrey: solicitaron la calle que entonces se llamaba “del Hospital de Nuestra Señora al tianguis de San Juan” –era el Hospital de la Purísima Concepción y Jesús Nazareno; hoy es República de El Salvador–, para incorporarla con el noviciado al resto del conjunto conventual. Ese año, el virrey don Martín Enríquez otorgó a los agustinos el permiso de construcción de un arco, al nivel del primer piso “para atravesar cómodamente la calle sin bajar a ella”, según escribió Joaquín García Icazbalceta. Con ello, se convirtió en el primer y único pasadizo cubierto que tuvo Ciudad de México durante el Virreinato.[1]
A finales de siglo XVI, un incendio era un acontecimiento que ponía en agitación y alarma a todos los habitantes de la ciudad de México, alarma y agitación sólo comparables a las que padecían los mismos habitantes por un tumulto, una inundación, un terremoto. Las campanas de las iglesias y conventos cercanos al lugar del incendio anunciaban con toques lúgubres el fuego. Los vecinos que andaban por las calles contiguas corrían apresuradamente hacia el sitio donde las llamas se levantaban, a fin de prestar auxilio o de permanecer como simples curiosos espectadores.[2]
En diciembre de 1576 se incendiaron la iglesia y parte del convento, estando celebrándose las vísperas de la fiesta de la virgen de Guadalupe. Se salvaron algunos colaterales y pinturas -entre otras la Santa Cecilia de De la Concha, hoy en la Pinacoteca Virreinal- y gracias a don Juan de Chavarría se rescató la magnífica custodia.[2]
Siglo XVII[editar | editar código]
En 1689, cuando ya llevaban diez años trabajando en su monumental iglesia y se llegaba a un punto muerto en que parece que todo esfuerzo se estanca, como quien cobra nuevos bríos se decidieron a acelerar la construcción, Lo primero y más importante fue terminar la parte de cantería que aún estaba inconclusa. Para 1690 comenzaron finalmente a cerrar la bóveda de la nave mayor. Toda la cantería de los arcos torales se hallaba labrada desde junio de 1690 y las cimbras armadas. En el primer semestre de 1691 estuvieron trabajando en la bóveda mayor y en la puerta de la fachada principal.[3]
Con gran actividad reconstruyeron los agustinos su iglesia, que quedó concluida y se estrenó el 14 de diciembre de 1692, siendo esta nueva fábrica de estilo y planta diferentes de la antigua, y techada de bóveda. Para esta iglesia, levantada a finales del siglo XVII, se talló la magnífica sillería del coro, en madera de nogal, que hoy puede admirarse en el salón del generalito del Antiguo Colegio de San Ildefonso.[2]
En esta etapa participaron fray Diego de Valverde, maestro de arquitectura, y Tomás Juárez, escultor y ensamblador, autor del retablo mayor. La iglesia estuvo adornada con retablos de Blas de los Ángeles, Miguel José de Rivera, Juan de Rojas y José Joaquín de Sáyago, autor del colateral de la Capilla del Tercer Orden en 1752.[2]
Siglo XIX[editar | editar código]
El conflicto Iglesia-Estado, que desembocó en la Guerra de Reforma, arrebató a la capital el convento de San Agustín entre 1856 y 1857. La mayor parte de los elementos arquitectónicos y artísticos fueron enviados a la Academia de Bellas Artes: las pinturas de Cabrera, Zurbarán, Arteaga, Alcíbar y Villalpando, así como retablos de una riqueza extraordinaria; los labrados en nogal de la sillería del coro, que refieren a doscientos cincuenta y cuatro pasajes del Antiguo Testamento; retablos cubiertos de hoja de oro y lienzos de primer orden, de la sacristía.[4]
El convento fue demolido, fraccionado y vendido; la sillería rodó entre la escuela de sordomudos de Corpus Christi y la preparatoria; el atrio y la sacristía deambularon entre la familia Escandón y el estado republicano. Finalmente, los restos de aquel inmenso claustro fueron, después de varios intentos, ocupados por la Universidad que a lo largo de un siglo, desde 1867, los destinó para Biblioteca Nacional de México.[4]
El bello claustro fue mutilado y, si se conserva un fragmento, es por un milagro, ya que a lo que falta, así como a varias dependencias del convento, actualmente los sustituye un estacionamiento. El proyecto de la Biblioteca Nacional estuvo a cargo de los arquitectos Vicente Heredia y Eleuterio Méndez. Se suprimieron las torres, se agregaron nuevas fachadas, ventanales y estatuas.[2]
Historia eclesiástica[editar | editar código]
Arquitectura[editar | editar código]
Una de las mayores construcciones que nos dejó el siglo XVII ya finalizando, es el convento de San Agustín, enorme mole de mampostería y cantera echado sobre casi dos manzanas de la ciudad de México. En extensión rivalizaba con el de Santo Domingo y solamente cedía -como cedían todos- ante la enorme mancha que ocupaba la casa de los franciscanos, verdadera ciudad dentro de la de México.[3]
Arco[editar | editar código]
La obra que se realizó fue notable y única en su tiempo. El pasadizo cubierto de San Agustín conectaba en tiempos virreinales al hoy desaparecido convento con el noviciado agustino sobre la vía que mudó su nombre por el de calle del Arco de San Agustín, o simplemente del Arco, a partir de la integración de este elemento arquitectónico al paisaje urbano.[1]
Iglesia[editar | editar código]
Lo que sería más admirable de esta primera iglesia agustina, aparte de la armadura elogiada, sería el retablo del altar mayal. Sus pinturas fueron ejecutadas por Simón Pereyns.[3]
Disposición[editar | editar código]
Campanas[editar | editar código]
Otras observaciones[editar | editar código]
Referencias[editar | editar código]
Bibliografía[editar | editar código]
- ↑ 1,0 1,1 1,2 1,3 Tomado de: https://relatosehistorias.mx/nuestras-historias/el-increible-arco-de-san-agustin-un-pasadizo-cubierto-en-la-ciudad-de-mexico.
- ↑ 2,0 2,1 2,2 2,3 2,4 Tomado de: http://www.imcyc.com/revista/1999/enero/sanagus.html.
- ↑ 3,0 3,1 3,2 Báez Macías, E. "El convento de San Agustín de la ciudad de México. Noticias sobre la construcción de la iglesia" en Anales Del Instituto De Investigaciones Estéticas, 16(63), 1992, pp. 35-55.
- ↑ 4,0 4,1 Tomado de: https://local.mx/ciudad-de-mexico/arquitectura/templo-de-san-agustin/.