Casa de los Azulejos
Datos
La Casa de los Azulejos o Palacio de los Condes del Valle de Orizaba es uno de los edificios o palacios más emblemáticos de la Colonia Centro - Centro Histórico de la Ciudad de México, en la Alcaldía Cuauhtémoc. Se ubica exactamente en el número 4 de la hoy calle peatonal Francisco I. Madero, en esquina al poniente con el callejón De la Condesa, frente a la plazuela Guardiola. Su antiguo origen inicia en el siglo XVI, periodo colonial de la Nueva España, hoy Ciudad de México, cuando también se le conoció como Palacio Azul, pero es generalmente conocida por el nombre de Casa de los Azulejos debido a su espectacular recubrimiento con azulejos de Talavera Poblana, que la hacen una verdadera obra de arte de la arquitectura civil del barroco novohispano.
Sus habitantes más destacados fueron los Condes del Valle de Orizaba desde principios del siglo XVII y sus descendientes la conservaron, remodelaron y embellecieron por generaciones, hasta que en el año de 1828, ya consumada la Independencia de México y abolidos los títulos nobiliarios, cuando México era presa del desorden y la gente amotinada cometía saqueos por toda la ciudad, el oficial Manuel Palacios, aprovechando dichas circunstancias, se introdujo a la casa y terminó con la vida del ex Conde don Andrés Diego Suárez de Peredo, último integrante de ese linaje condal de la Casa de los Azulejos.
Después del fatal suceso, la casa pasó a manos de distintas personalidades de la política mexicana de esa época, hasta que cambió su destino para ser sede del Jockey Club de México en 1881, después utilizado como Casa del Obrero Mundial, más tarde fue residencia de la familia Yturbe Idaroff, hasta que finalmente fue adquirida como casa matriz de una famosa cadena de restaurantes y tiendas departamentales.
La Casa de los Azulejos es sin duda alguna, un testigo fiel del virreinato de la Nueva España, época de las casas solariegas y blasonadas de la nobleza colonial con aquellos blanquísimos pergaminos, prodigios de la caligrafía y primorosos por sus miniaturas de brillantes colores y relucientes destellos de oro. Hoy, un referente del paso de ese tiempo, que nos evoca el pasado lleno de leyendas, tradición y honor.
Historia[editar | editar código]
Siglo XVI[editar | editar código]
En 1524, Hernán Cortés le entregó parte de este terreno a Antonio Burgueño[1], después pasó a manos de don Damián Martínez, quien en algún momento se vio comprometido económicamente por sus acreedores y tuvo que rematar la propiedad, que abarcaba también la plazuela anexa de Guardiola, en una subasta pública. Don Diego Suárez de Peredo fue el mejor postor, ofreciendo la cantidad de 6,500 pesos, por los cuales se adjudicó la propiedad y tomó posesión el 2 de diciembre de 1596. Pasado algún tiempo, don Diego enviudó y se retiró como fraile franciscano en el Covento de Zacatecas heredando la propiedad a su hija doña Graciana Suárez[2].
Paralelamente, también en el siglo que nos ocupa, se embarcó hacia América don Rodrigo de Vivero y Velasco, que llegado a México contrajo nupcias con doña Melchora de Aberrucia, viuda del conquistador don Alonso Valiente, dueña de una encomienda en Tecamachalco. De esa unión, nació en dicha encomienda su hijo don Rodrigo de Vivero y Aberrucia, que se distinguió por su elevada instrucción e inteligencia, por lo que fue encargado de puestos de elevada responsabilidad en la Nueva España, como Gobernador y Capitán General de las Islas Filipinas y Gobernador de Nueva Vizcaya. Fundó el mayorazgo de Vivero, que el Rey elevó a Condado del Valle de Orizaba, como premio al buen servicio realizado a la corona. Don Rodrigo se casó en México con doña Leonor Ircio de Mendoza, hija del Mariscal de Castilla y de esta unión nació don Luis de Vivero, segundo Conde del Valle de Orizaba.
Siglos XVII y XVIII[editar | editar código]
A principios del siglo XVII, doña Graciana Suárez entonces propietaria de la casa, contrajo nupcias con don Luis de Vivero, uniendo los destinos paralelos de estos personajes y comenzando el linaje de los Condes del Valle de Orizaba ligado a la Casa de los Azulejos. En 1737, la fachada fue recubierta con azulejos de Talavera Poblana, hechos a mano, en colores azul, amarillo y blanco y los marcos de las puertas y ventanas fueron trabajadas en cantera mexicana. Así pasaron los años y las generaciones de esta familia en la casa más emblemática de la antigua Calle de San Francisco[3], hoy Francisco I. Madero, en una ciudad que crecía y se modernizaba dentro de las tradiciones y costumbres que fueron cambiando día tras día.
Siglo XIX[editar | editar código]
El 27 de septiembre de 1821, el Ejército Trigarante entró triunfante a la Ciudad de México, lidereado por el jefe máximo, Agustín de Iturbide. Avanzaron hacia Palacio Nacional por el Paseo Nuevo hasta la avenida Corpus Christi y se detuvieron unos minutos bajo el arco triunfal en la esquina de la entonces Calle de San Francisco frente a la Casa de los Azulejos, que estaba muy adornada y con los balcones llenos de familiares y amigos jubilosos presenciando el desfile. En ese momento el alcalde decano José Ignacio Ormachea le hizo entrega de las Llaves de la Ciudad.
Los Condes del Valle de Orizaba continuaron viviendo en la residencia hasta ya consumada la Independencia de México. Inestables años precedieron en el país, donde reinaba el desorden y los asaltos, cuando en septiembre de 1828, tras las elecciones presidenciales en las que los resultados electorales dieron como perdedor al general Vicente Guerrero frente a Manuel Gómez Pedraza, generaron una serie de disturbios conocidos como "El Motín de la Acordada", donde simpatizantes del general Guerrero incitados por José María Lobato, protestaban por los resultados de las elecciones frente la cárcel de la Acordada, frente a la Actual Alameda Central. Los protestantes se desplazaron al zócalo y saquearon los comercios de los alrededores sembrando el pánico general.
Este desorden provocó una serie de actos vandálicos y criminales por la ciudad y dicho desconcierto fue aprovechado por un oficial llamado Manuel Palacios, que abruptamente irrumpió en la casa y cuando el ex Conde don Andrés Diego Suárez de Peredo bajaba por la escalera principal, el oficial arremetió contra él a puñaladas dejándolo tendido y sin vida en el piso. Se dice que este acto criminal se debió, más que a cuestiones políticas, a un despecho personal, ya que el ex Conde se oponía a las relaciones sentimentales que el oficial pretendía con una joven de la familia. El oficial fue sentenciado a muerte y ejecutado en la misma plazuela de Guardiola.
En 1871, los Condes del Valle de Orizaba vendieron la propiedad a Rafael Martínez de La Torre, un conocido constructor de varias edificaciones de la Colonia Guerrero y en 1981 fue utilizada como sede del Jockey Club de la Ciudad de México y de la Casa del Obrero Mundial.
Siglo XX[editar | editar código]
Después de la Revolución Mexicana, la Casa de los Azulejos fue adquirida por el Sr. Yturbe Idaroff, que la rentó a una droguería y fuente de sodas de origen estadounidense llamada Sanborn´s Hermanos. En esta época se realizaron varias remodelaciones para adecuar el inmueble, además de encargarle al pintor José Clemente Orozco la obra mural llamada "Omni-Ciencia" en 1925, que embellece una de sus paredes. En el año de 1978, la compañia Sanborn´s Hermanos adquiere finalmente la propiedad[4].
Leyendas[editar | editar código]
Leyenda del Callejón de la Condesa.[editar | editar código]
Se dice que alguna vez se adentraron por dicho callejón dos carruajes, cada uno por cada lado del callejón, encontrándose de pronto a mitad de la calle frente a frente. Cada carruaje pertenecía a algún hidalgo renombrado y para no perder su honor y gallardía, ninguno quiso retroceder y dar el paso al otro para que siguiera su camino. Así se mantuvieron los dos, mostrando su paciencia por tres largos días con sus noches esperando que el otro cediera. Afortunadamente el incidente no pasó a mayores, gracias a que la autoridad intervino y les previno de retroceder cada uno y salir por donde entraron, uno a la plazuela de La Guardiola y el otro hacia la Calle de San Andrés.
Leyenda de los Azulejos[editar | editar código]
La otra tradicional leyenda dice que Doña Graciana y Don Luis, Condes del Valle de Orizaba tenía un hijo bien conocido por ser un "Gran Calavera", joven gallardo y famoso por sus derroches, ya que vestía y montaba con gran lujo y distinción. Se le sabía de sobra, que era más aficionado a gastar la fortuna de su padre, que en llevar los libros de las cuentas de los negocios familiares. Su padre gastó el tiempo en prevenirlo e indicarle el buen camino, hasta que cansado de su rebeldía, algún día le dijo: -Hijo, tú nunca harás casa de azulejos. Frase que lo marcó por el resto de su vida, ya que el joven, desde ese momento, se preocupó por cambiar su modo de vida y prometió edificar la casa de su padre. Cumplió su promesa finalmente y mandó revestir todo el edificio de azulejos, dando prueba de su arrepentimiento[5].
Arquitectura[editar | editar código]
La fachada corresponde al estilo mudéjar, revestida con talavera poblana pintada a mano, en colores azul, amarillo y blanco. Los marcos de las ventanas y puertas son un trabajo del estilo churrigueresco novohispano y sus bellos barandales, tanto de los balcones, como de las escaleras interiores fueron mandados a hacer a japón[6].
Murales[editar | editar código]
Al interior de este emblemático edificio del Centro Histórico de la Ciudad de México se ubica una obra firmada por el pintor José Clemente Orozco, quien en 1925 comenzó este magnífico trabajo. Con este mural el autor buscó reflejar algo más que una manifestación sobre la fecundidad femenina o el saber, dependiendo del ojo del observador.
Esta obra que es considerada patrimonio nacional, se ubica en las escaleras que dan acceso al baño de la Casa de los Azulejos monumento histórico del siglo XVIII, coloquialmente conocido como Sanborns de los Azulejos.
En el año 2014 terminaron los trabajos de restauración, mismos que comenzaron porque dentro del mural en donde se observan dos figuras femeninas y una masculina de cuerpo entero, flanqueadas por dos torsos de hombres desnudos tenían presencia de humedad en la parte superior izquierda, grietas ocasionadas por desgastes del inmueble y capas de polvo, cochambre y hollín.[7]
Este mural es uno de los más vistos en la Ciudad de México, ya que se encuentra en el cubo de la escalera de la Casa de los Azulejos, que fuera antigua residencia de los Condes del Valle de Orizaba.
Bibliografía[editar | editar código]
Referencias[editar | editar código]
- ↑ "Historia de la Casa de los Azulejos y la leyenda de su origen", méxicodesconocido.com.mx, 07-11-2019, 9:09:40 AM, web, consultado el 14 de abril de 2020.
- ↑ González Obregón, Luis, "La Casa de los Azulejos" en Las Calles de México I Leyendas y Sucedidos, Séptima edición, México, Ediciones Botas, 1947. Impreso. Págs. 57 y 58. Consultado el 23 de marzo del 2020.
- ↑ Calle de San Francisco, nombre dado al primer tramo de esta calle (hoy lugar donde se ubica la Torre Latinoamericana), por ser el lugar donde se ubicó el antiguo zoológico de Moctezuma en tiempos prehispánicos y en tiempos novohispanos la capilla del Tercer Orden del Convento grande de San Francisco.
- ↑ "Historia de la Casa de los Azulejos y la leyenda de su origen", méxicodesconocido.com.mx, 07-11-2019, 9:09:40 AM, web, consultado el 14 de abril de 2020.
- ↑ González Obregón, Luis, "La Casa de los Azulejos" en Las Calles de México I Leyendas y Sucedidos, Séptima edición, México, Ediciones Botas, 1947. Impreso. Pág. 59. Consultado el 10 de abril del 2020.
- ↑ "Historia de la Casa de los Azulejos y la leyenda de su origen", méxicodesconocido.com.mx, 07-11-2019, 9:09:40 AM, web, consultado el 14 de abril de 2020.
- ↑ https://www.cronica.com.mx/notas/2014/869633.html