Zona Arqueológica Cerro de la Estrella
La Zona Arqueológica Cerro de la Estrella se encuentra en una Zona Natural Protegida llamada. Ahí podemos encontrar un centro ceremonial que se eleva a 225 metros de altura que antiguamente era llamado Huixchtecatl que significa lugar de espinos. Este lugar está protegido por el INAH y se encuentra en la Colonia Ampliación Veracruz de la Alcaldía Iztapalapa. Este lugar es muy importante para los pobladores pues en aún se realizan numerosos rituales religiosos que le dan identidad a los que allí residen como la Pasión de Cristo y la Celebración del Cristo Rey.
Datos
Historia[editar | editar código]
El sitio recibe el nombre con el que generalmente se conoce al cerro que lo alberga Cerro de la Estrella, data de la época hispánica por una hacienda que se encontraba en sus faldas con este nombre,Hacienda de la Estrella, dicha elevación era de 225 metros de altura y en la época prehispánica tuvo el nombre de Huixchtecatl o Huizachtépetl que quiere decir "Lugar de Huizaches" debido a que esta es la especie vegetal más generarlizada abundante por lo que esto caracteriza la fisionomía del cerro. En la zona se conservan vestigios de cimientos, así como restos de palacios y templos que denotan una clara influencia teotihuacana que van de los años 100 al 650 d.C. También se puede distinguir el templo-pirámide donde se cree que los sacerdotes prehispánicos hacían renacer al astro rey. El sitio fue muy importante debido a que en él se realizaba la ceremonia del Fuego Nuevo, la cual tenía un profundo significado para los pobladores del Altiplano y sus alrededores. La zona se encontraba en el extremo sureste del gran lago de Texcoco.
Los que viven en sus faldas consideran a este lugar el más sagrado del mundo. Según la historia oral que transita por las calles cercanas, ahí creció la primera cosecha de maíz, ahí se originó la vida y nació el primer humano. Asimismo, se rumora que dentro de sus cuantiosas cuevas hay tesoros escondidos que han sido la obsesión de exploradores de todo el mundo.[1]
Las investigaciones arqueológicas indican que el Cerro de la Estrella estuvo habitado desde el periodo Preclásico Medio hasta el arribo de los españoles a México. Los primeros indígenas que exploraron la zona, se asentaron en las faldas del Huizachtecatl y allí establecieron pequeñas aldeas, viviendo de actividades agrícolas a pequeña escala y con una organización social muy incipiente. Se pueden observar algunos petroglifos realizados por estos indígenas en el paraje conocido como Cerro Chiquito. El sitio se compone de dos estructuras, la más importante es el templo pirámide, mientras que la segunda estructura es una terraza donde ascendía una escalinata de cuatro metros de ancho.
Por otro lado, en la sección poniente del Huizachtecatl han sido hallados materiales líticos y cerámicos que muy probablemente datan de los años 500 al 100 a.de C. De hecho son muy similares a otros que han sido encontrados en la zona de Zacatenco.[2]
En este lugar también hay un mirador, 5 telescopios de gran alcance, en el cual se puede observar una de las mejores vistas de la Ciudad de México.
La exploración subterránea del Cerro de la Estrella es de suma importancia pues en el año 2006 aún se seguían encontrando nuevos caminos en la Cueva.
La ocupación habitacional puede ser muy antigua, remontándonos posiblemente a sociedades preagrícolas, de ello aún no tenemos evidencia arqueológica. Pero del uso ritual si tenemos la certeza de que al menos desde el Preclásico fue objeto de culto en esa cima, para el Clásico se construyeron nuevas etapas en el templo-pirámide, los petroglifos tipo "Muesca Teotihuacana" hacen manifiesta su importancia que se mantiene hasta el Posclásico con los mexicas que llegaron a ofrendar cerámica proveniente de Guatemala y conchas marinas Pelecipodos Spondilus en su templo. Pero las solemnidades en estas laderas perduran hasta nuestros días en el santuario de Nuestro Señor de la Cuevita y con cultos ajenos al dogma católico con ofrendas de flores, veladoras y ritos en sus cuevas.
Cuevas en el cerro de la Estrella
Casi por debajo del moderno edificio que alberga al Museo Fuego Nuevo tenemos una cueva identificada como C-077 que antaño contaba con un manantial y donde aún es perceptible un muro del que no hemos determinado temporalidad, quince metros al norte uno de los más estéticos grupos de petroglifos de todo el cerro. Por debajo de este grupo la trayectoria de una cueva azolvada. Por arriba de C-077 también detectamos petroglifos con motivos lineales y geométricos. La relación cueva-petroglifo permite entender que estos petroglifos nos transmiten un mensaje que se puede interpretar como la delimitación de un espacio ritual subterráneo con respecto a otro secular epigeo; para tal motivo se utilizaron motivos religiosos, geométricos, abstractos, zoomorfos, y fantásticos como es recurrente en todo el Cerro de la Estrella.
La cueva como vivienda es un tema obligado de la espeleoarqueología. En el Cerro de la Estrella es poco probable que durante su momento de apogeo ritual desde el Preclásico y hasta el Posclásico las cuevas fueran habitación. Pero remontándonos a comunidades anteriores, inclusive para las fases preagrícolas es probable el uso residencial. Las condiciones ambientales eran propicias en esa península lacustre, rica en flora y fauna para la caza y recolección. Las cuevas señaladas para este uso se encuentran al somonte, próximas a cuerpos de agua como afluentes y manantiales. Consideremos la "Cueva del Cuervo" (C-080) al Este del museo en un cauce, sobre la suave pendiente de la ladera norte, próxima a la orilla del lago.
Cosmovisión del Cerro y la pirámide
La relevancia ritual del Cerro de la Estrella tanto en la antigüedad como en la actualidad responde al dominio del paisaje, su ubicación, y sus características ambientales. Así parece, porque los mexicas lo seleccionaron para celebrar el Fuego Nuevo del año 2 Caña (1507 d. C.). Consideremos que esta trascendental fiesta de cada 52 años con la que se delimitaba un siglo indígena llegaba a su máximo punto de exaltación al observar el paso cenital de las constelaciones Mamalhuaztli (compuesta por algunas estrellas de lo que hoy denominamos Constelación de Orión) y Tianquiztli (las Pléyades) sobre sus cabezas en fechas próximas al solsticio de invierno.
Pero este suceso podía ser admirado sin perturbación desde cualquier otro lugar de la cuenca de México, no era exclusivo de este sitio. Esto nos lleva a buscar las cualidades que veían esos hombres en el Cerro de la Estrella, y que propongo se explica por las abundantes y admirables cuevas adosadas al cerro como en ninguna otro parte de la cuenca. En este sentido, también en el templo-pirámide de la cima, que aún con sus múltiples fases constructivas no es un gran monumento en términos arquitectónicos. Esto sucede así, porque el gran monumento es el mismo cerro como la montaña deificada por sus cuevas, las cuales determinaron el lugar sagrado, el axis mundi, el punto de origen calendárico y por lo tanto de la vida como lo fue Chicomoztoc en algo que he dado en llamar espeleolatría. El Cerro de la Estrella es el arquetipo de Chicomoztoc, el lugar donde ese mito se lleva al rito. Desde este centro del universo religioso era posible admirar el movimiento aparente del Sol a través del horizonte, las fechas eran precisadas por la geografía del relieve perceptible durante el amanecer y la puesta del Sol. El espacio sagrado era el cerro que junto con sus cuevas, manantiales, y el paisaje hacían de todo una misma cosa: la articulación del cosmos.[3]
Referencias[editar | editar código]
- ↑ Tomado de: https://mxcity.mx/2019/04/la-piramide-inadvertida-y-milenaria-debajo-del-cerro-de-la-estrella/ Fecha de consulta 22/05/2020
- ↑ Tomado de: https://www.ecured.cu/Cerro_de_la_Estrella_(zona_arqueol%C3%B3gica_de_M%C3%A9xico) Fecha de consulta: 22/05/2020
- ↑ Tomado de: http://www.montero.org.mx/cavernas/espeleolatria/arqueologia Fecha de consulta: 22/05/2020