Pirámide Tequipa
La Pirámide Tequipa es una zona arqueológica que se encuentran en la Alcaldía Tlalpan en la Colonia Pueblo Santo Tomás Ajusco en la Ciudad de México. Esta pirámide se encuentra edificada desde el posclásico tardío (1325-1521 d.C y pese a que ha resistido a los cambios del tiempo es un espacio que se encuentra abandonado. En la cima poseía un hermoso cofre prehispánico de basalto de nombre "El cuartillo" que fue llevada al atrio de la Iglesia de Santo Tomás Ajusco.
Datos
Pirámide Tequipa
Historia[editar | editar código]
Es una de las zonas arqueológicas menos conocida de Tlalpan, que hasta hace pocos años se encontraba en completo abandono, recientemente los habitantes de Ajusco se han dado a la tarea de realizar deshierbe y otras actividades de limpieza con frecuencia para poco a poco tratar de rescatar la zona.
Se ubica a escasos dos kilómetros del casco del pueblo de Santo Tomás Ajusco, es una estructura que data del postclásico tardío, construida entre los años 1325 y 1500, por una tribu de origen tepaneca que llegó a esta zona huyendo de Azcapotzalco y que con el paso del tiempo logró el control de toda esta zona.
Hace ya varias décadas, cuando esta pirámide era aun más desconocida fue víctima de saqueadores que buscaban algo de valor, por este motivo hicieron varios boquetes que han afectado aun más el deterioro de la zona.
Aunque se han realizado pocos estudios en la zona en las primeras excavaciones se encontraron entierros cerca de la estructura principal, así como cerámica y ofrendas, su estudio está encargado al arqueólogo Samuel Hernández quién junto con la comunidad de Ajusco han sumado importantes acciones en rescate de este lugar.[1]
La pirámide incluía unos escalones en el área oriente que, al igual que varias de las rocas que cimentan la obra, fueron robados para buscar reliquias y después para construir las viviendas de los lugareños desde hace cuatro décadas.
Esto ha provocado que el montículo tenga dos agujeros en el área noroeste, dos más en el noreste, uno en la zona oeste y otro más al sur, los cuales ponen en riesgo su estabilidad. Pese a que el INAH reconoce la existencia de la Pirámide de Tequipa desde los años 80, esta construcción no se encuentra catalogada dentro de las zonas arqueológicas de la Ciudad de México. [2]
El Cuartillo
El Cuartillo es un tepetlacalli, o sea, un prisma cuadrangular de piedra que cumplía la función de cofre ceremonial, aunque en este caso carente del labio superior para el ajuste de una tapadera. Acusa una forma casi cúbica: sus caras septentrional y meridional tienen 54 cm de alto por 54 cm de ancho, en tanto que la oriental y la occidental son ligeramente menores, pues miden 54 cm por 51 cm. En comparación con el volumen total del cofre, la cavidad superior es muy reducida (23 cm por 16 cm, con una profundidad de apenas 3.5 cm).
Por desgracia, el Cuartillo ha sufrido graves daños en sus caras septentrional y oriental, y un poco menos severos en la occidental. Aún así, es posible distinguir buena parte de sus bajorrelieves, pertenecientes estilísticamente al periodo mexica. Originalmente, cada una de las cuatro caras laterales externas estaba labrada con una fila compuesta por cuatro mazorcas de maíz. Éstas fueron representadas con sus toto-mochtles o brácteas, y coronadas con los característicos “pelos” o estigmas. Las brácteas se figuraron como dos conjuntos de tres bandas diagonales, superpuestos perpendicularmente, en tanto que los estigmas se plasmaron por medio de cinco franjas verticales que se curvan en ángulo recto hacia la izquierda.[3]
Identidad[editar | editar código]
Los títulos primordiales fundacionales de Ajusco, junto con los vestigios arqueológicos del cerro del Tecpa o “pirámide de Tequipa” y la piedra del cuartillo o troje, así como los mitos y leyendas que hacen referencia al culto a los cerros, sin olvidar el ciclo festivo, son algunos de los elementos identitarios que se refuerzan a la hora del conflicto y que juegan un papel primordial en la defensa del territorio, pues estos elementos los dotan de cierta unidad y cohesión a pesar de las diferencias.
Es interesante cómo, a pesar de dichos cambios, los nativos de Ajusco reivindican orgullosamente, y de distintas maneras, un pasado campesino y un origen prehispánico glorioso conservando una línea de continuidad histórica en el tiempo; anclan su pasado en los vestigios materiales arqueológicos conservados en la zona, como la pirámide del Tequipa de origen tepaneca, y en el lienzo otorgado, en 1609, por el rey Felipe ii donde les concede el título de sus tierras comunales. Elementos necesarios que ayudan actualmente a construir políticamente cierta identidad de raíz axochcopaneca a través de la memoria colectiva, a partir tanto de lo dicho y contado por los abuelos, como de lo escrito y difundido por los primeros maestros de la comunidad, como de lo recopilado a través de los archivos históricos y de la propia investigación que van haciendo algunos intelectuales orgánicos; narraciones que se van incorporando y apropiando de manera singular y colectiva y que construyen gradualmente un sentido de pertenencia.[4]
Referencias[editar | editar código]
- ↑ Tomado de: Tlalpan Historia en su página web: https://www.facebook.com/tlalpanhistoria/posts/1660241777393602/ Fecha de consulta: 25/05/2020
- ↑ Tomado de: https://heraldodemexico.com.mx/artes/tequipa-piramide-ajusco-abandona-inah-historia-mexico-construccion-prehispanico-cdmx/ Fecha de consulta 25/05/2020
- ↑ Tomado de: López Luján, Leonardo, Alfredo López Austin, “El Cuartillo de Santo Tomás Ajusco y los cultos agrícolas”, Arqueología Mexicana núm. 106, pp. 18-23. https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/el-cuartillo-de-santo-tomas-ajusco-y-los-cultos-agricolas Fecha de consulta 25/05/2020
- ↑ Tomado de: https://www.enah.edu.mx/publicaciones/documentos/44.pdf Fecha de consulta 25/05/2020