Panteón Civil de Dolores
Datos
El Panteón Civil de Dolores está ubicado en la Colonia Lomas de Chapultepec Segunda Sección en la Alcaldía Miguel Hidalgo en la Ciudad de México. El Panteón de Dolores es una pieza viva de la historia de México. Ahí están los féretros (vacíos en su mayoría) de Tina Modotti, el General Calles, Venustiano Carranza, Alfonso Reyes y Ángel del Campo, uno de los primeros cronistas de la Ciudad de México.
Historia[editar | editar código]
La Nueva España
En la época prehispánica, sobre el terreno que hoy ocupa el Panteón de Dolores, se localizaban las tierras llamadas Acatitlán Coscacoaco utilizadas como huerta y espacio de recreación. Después de la conquista pasaron a manos de Hernán Cortés, quien fundó el Rancho de Coscacoaco. Para 1725 su propietario era Juan Ramírez de Cartagena, fundador del Molino de Belén. Después de ser propiedad de otros personajes, en el año de 1874 lo adquirió la Sociedad Banfield, Breker y Compañía por remate judicial, la cual solicitó un permiso al gobierno para crear un cementerio. Concedido en diciembre del mismo año, lo establecieron en un terreno de más de 700 mil metros cuadrados llamado “tabla de Dolores” perteneciente al Molino de Belén.
Siglo XIX
La aplicación de las Leyes de Reforma (1859-1860) trajo como consecuencia la desamortización de los bienes de la Iglesia Católica y la imposición de la figura del Estado sobre la Iglesia como principal rector de la vida desde el nacimiento hasta la muerte. Si bien es cierto que los aspectos relacionados con la muerte y la sepultura de las personas sólo eran competencia religiosa, después de dichas Leyes ya no fue así: el Estado se encargó de la administración de los cementerios y el Panteón Civil de Dolores fue el primero en fundarse desde una perspectiva laica.
El panteón fue inaugurado el 13 de septiembre de 1875 y el general Domingo Gayosso fue la primera persona sepultada en él. Con la inauguración del cementerio, el gobierno pudo cerrar otros panteones que se ubicaban dentro de la ciudad como el de San Fernando. El lugar resultaba perfecto para las normas higienistas de la época, ya que se encontraba en ese entonces en las afueras de la capital. Una de las características de la Sociedad Banfield, Breker y Compañía como administradora del panteón fue la de conceder lotes dentro del cementerio: un lote para la Sociedad de Socorros Mutuos del Colegio de Corredores, otro más para la parroquia de Santa Catarina Mártir, etcétera.
En el contrato de concesión se estableció que la Compañía construiría dentro del área un río y cascadas artificiales, así como una línea ferroviaria. Ninguna de estas obras se llevó a cabo, lo que el Gobierno aprovechó para iniciar los trámites de compraventa en el año de 1879, pagando una cantidad bastante módica a la Compañía. Se decidió cambiarle el nombre por el de “Panteón Mexicano”; sin embargo, con el paso del tiempo se impuso el de “Panteón de Dolores”.
En el año de 1892 el gobierno decidió ampliar los terrenos del cementerio y compró a la Sociedad Cuevas y Velasco más de 400 mil metros cuadrados de la extensión del Molino del Rey, aumentado de esta forma la superficie a más de un millón de metros cuadrados.
Siglo XX
El gobierno continuó con las concesiones de lotes: al ramo de meseros, a la sociedad del “Gran circulo de obreros”, a la Asociación del Colegio Militar, a la Sociedad Alemana, a la Sociedad Italiana (a ambas además se les concedió la construcción de un osario particular), al ramo de panaderos, al ramo de costureras, a la Asociación de Periodistas Metropolitanos, entre muchas otras a las que se les dio un espacio dentro del cementerio con la única condición de que dichas sociedades se comprometieran a limitar sus lotes y mantenerlos con decoro. Existen 23 lotes particulares entre los que destacan el de la Asociación Nacional de Actores, Luchadores de la Casa del Obrero Mundial y el lote de las Águilas Caídas dedicado a los mexicanos del Escuadrón 201 que perecieron en combate durante la Segunda Guerra Mundial.
El Panteón Civil de Dolores fue creciendo de tal forma que en poco tiempo su traza original, diseñada a partir de semicírculos concéntricos, se vio deformada debido a que sus calles y glorietas fueron invadidas por las fosas. Todos trataban de conseguir un lugar para dar sepultura a sus parientes, siendo los lugares de sexta clase (los gratuitos) los primeros en acabarse, aunque no pasó mucho tiempo para que también por los que se pagaba fueran ocupados, por lo que se decidió eliminar la venta de perpetuidades. La regulación y la organización de este cementerio se hizo a través del Reglamento General de Panteones del Distrito Federal, pero durante muchos años la administración se rigió por un reglamento interno.
Dentro de las construcciones que se llevaron a cabo para el mejor funcionamiento del panteón se encuentra una capilla levantada en el año de 1974 que sustituye a la que había del siglo XIX, misma que contaba con un osario y más de dos mil gavetas.
Los hornos crematorios también fueron y siguen siendo parte importante de la vida de este panteón; su introducción en el año de 1909 marca el inicio del cambio en los hábitos funerarios en México. Los dos hornos eran de manufactura alemana y su capacidad les permitía funcionar todo el día; los actuales siguen conservando la antigua chimenea.
Se tienen noticias de que a principios del siglo XX se construyó un invernadero, unos lavaderos públicos y una escuela para los hijos de los empleados del panteón. Planos de la época revelan que estos servicios se encontraban en los alrededores del cementerio. La escuela corresponde a la actual Primaria Aquiles Serdán, que ya aparecía en el “Plano del Bosque de Chapultepec; terrenos colindantes al lado norte y oeste”, de 1935. El ferrocarril también fue introducido a esta zona, en la que aún podemos ver restos de la vieja estación.
Siglo XXI
La administración del panteón realizó muchos contratos con particulares tanto para el buen funcionamiento del lugar como para la obtención de recursos financieros que permitieran el cuidado y el riego de las plantas, la explotación del tepetate, la utilización de los hornos del cementerio, así como la fabricación de tabique, ladrillos, macetas y adobe, al igual que un contrato para hacer los números de las fosas.
Actualmente ya no hay cupo en el panteón; es muy rara la ocasión en que sale a la venta alguna de sus 600 mil perpetuidades. No obstante, es importante reconocerlo como elemento histórico y patrimonial en el que se conservan importantes monumentos funerarios artísticos, además de que en su espacio descansan los restos de personajes de mucha trascendencia en nuestro país: gobernantes, políticos, militares, artistas, intelectuales y científicos.
La importancia de este sitio ha llevado al INAH a redactar una propuesta para declarar el lugar como “Zona de Monumentos Históricos”, título que se hace indispensable para su pertinente conservación.
Características[editar | editar código]
Rotonda de las Personas Ilustres
La identificación y la consolidación de próceres resulta un elemento fundamental en la creación de un estado-nación. México no escapó a esta tendencia: una vez consumada la Independencia, se reunieron los restos de los principales caudillos para depositarlos en el altar mayor de la Catedral Metropolitana de la ciudad de México como reconocimiento a su heroísmo. Con el correr de los años, los restos fueron trasladados a la Columna de la Independencia.
En la concesión otorgada por el gobierno mexicano a la Sociedad Benfield y Brecker para el establecimiento del Panteón Civil de Dolores se hizo la petición de incluir un lugar destinado para aquellos personajes ilustres que hubiesen tenido una participación notable en los ámbitos político, militar, cultural y científico en la historia de México; éste es el origen de la llamada Rotonda de las Personas Ilustres. Durante el gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada, la Rotonda recibió a su primer residente: el coronel Pedro Letechipía el 21 de marzo de 1876. Aunque hubo desacuerdo en que sus restos se inhumaran en la Rotonda, el presidente de México decidió que el acto de haberle salvado la vida era más que suficiente para concederle un lugar de honor en ese sitio.
La Rotonda tiene una arquitectura circular con una lámpara votiva al centro que representa un ofrecimiento a la memoria de los héroes, la cual debiera permanecer siempre encendida, simbolizando la permanencia imperecedera de la obra de estos personajes. Alrededor del espacio se encuentran en doble círculo los sepulcros de hombres y mujeres que de acuerdo a las políticas de la época contribuyeron al engrandecimiento de nuestro país. Antiguamente la rotonda contaba con un osario (ya desaparecido) que llegó a albergar 114 gavetas.
A lo largo del recorrido por la Rotonda se pueden observar verdaderas obras de arte ornamentando los sepulcros de los personajes; cada uno de ellos cuenta con un símbolo patrio o de su obra misma, como es el caso de la tumba de David Alfaro Siqueiros. La lápida de Diego Rivera es muy singular y fácilmente identificable debido a los alcatraces que la adornan. Algunas otras son mucho más sencillas.
Personajes ilustres[editar | editar código]
- General Domingo Gayosso
- A lo largo de 135 años han ingresado a este lugar 111 protagonistas de la historia de México, 105 hombres y 6 mujeres. Algunos personajes que fueron inhumados en la Rotonda hoy en día ya no se encuentran ahí, como Andrés Quintana Roo, Leona Vicario, Manuel María Contreras y Manuel Acuña, entre otros. El personaje con mayor antigüedad es Francisco Javier Clavijero (1731-1787). Los únicos dos extranjeros son Jaime Nunó y Pablo Sidar, ambos españoles. Juventino Rosas fue inhumado en algún lugar del mismo Panteón de Dolores; treinta años después de su muerte fue trasladado a la Rotonda estando presentes en la ceremonia los grandes músicos de la época, incluyendo a Agustín Lara. La mayoría de los personajes inhumados pertenecen al siglo XIX y de igual manera casi todos ellos recibieron el honor de estar en ese lugar durante el periodo presidencial de Porfirio Díaz.
- Otro personaje que no se encuentra en la Rotonda, pero cuyos restos reposan en algún lugar de la fosa común de este monumental panteón, es José Guadalupe Posada, creador de uno de los símbolos que mejor reflejan la visión de la muerte por parte de los mexicanos: la Calavera Catrina.
- El 4 de marzo de 2003, siendo presidente el licenciado Vicente Fox Quesada, se decidió cambiar el nombre de Rotonda de los Hombres Ilustres a Rotonda de las Personas Ilustres, con el fin de dar equidad al término y al lugar, aunque antes de ello ya albergaba los restos de tres ilustres mujeres: Rosario Castellanos, Virginia Fábregas y Ángela Peralta; hoy en día también se encuentran los restos de Emma Godoy, Dolores del Río y María Lavalle.[1]
Referencias[editar | editar código]
Bibliografía[editar | editar código]
- ↑ Consultado en: http://cdmxtravel.com/es/lugares/el-melancolico-panteon-civil-de-dolores.html , 14/07/20.