Mercado de la Lagunilla
En el barrio de La Lagunilla se encuentra uno de los tianguis capitalinos de mayor tradición e historia de la ciudad. Se trata de uno de los lugares predilectos de los citadinos y algunos turistas para ir a “chacharear”, es decir; comprar e intercambiar objetos usados. Aquí se encuentra de todo, desde antiguos fonógrafos hasta un sin fin de curiosidades como artículos de la Segunda Guerra Mundial.
La Lagunilla hoy se encuentra sobre lo que alguna vez fue un cuerpo de agua que era el punto de acceso central para las embarcaciones que intercambiaban mercancías entre las ciudades de Tenochtitlán y Tlatelolco. Más tarde, fueron los españoles quienes nombraron este lugar como se conoce actualmente.
Durante la época colonial la zona albergó el mercado de la Plaza de Santa Catarina, el cual fue uno de los más importantes de la ciudad y ayudó a cimentar el barrio especializándose en el comercio.
En 1769 se construyó en la cercanía la Real Fábrica de Tabacos, la cual gozó de gran éxito e impulsó el crecimiento de la zona, ya que los más de 7 mil empleados necesitaban lugares para comer y descansar. Prosperaron los negocios de comida y las pulquerías que rodeaban la fábrica.
Fue hasta 1905 cuando se inauguró el mercado de La Lagunilla, pensado como un centro de comercio que abasteciera a las recién formadas colonias de Guerrero y Santa María la Ribera. No obstante, la aparición de nuevos medios de transporte que circulaban por la zona (como el tranvía) fueron factores que propiciaron la migración hacia esta zona. La demanda y el comercio incrementaron hasta que en 1957 el mercado tuvo que expandirse en cuatro edificios nuevos, los cuales a pesar de los daños sufridos por el terremoto del 85 aún operan hasta el día de hoy.