Fonoteca Nacional
Datos
La Fonoteca Nacional se encuentra en la Colonia Barrio Santa Catarina, dentro de la Alcaldía Coyoacán. Está dentro de la Casa Alvarado, llamada así por la leyenda que comenzó a difundir una de sus habitantes, la arqueóloga estadounidense Zelia Nuttall, quien comentaba que ahí había vivido el colonialista Pedro de Alvarado. La Fonoteca Nacional es “La casa de los sonidos en México”, cuya misión es salvaguardar el patrimonio sonoro del país como parte de la cultura nacional. Recopila, conserva, preserva y difunde el acervo sonoro a todo tipo de público. Para lograr su misión se realizan, entre otras actividades, sesiones de escucha dirigida donde se elabora una selección de archivos sonoros sobre alguna temática o época para los asistentes; también se desarrollan exposiciones temporales con la asesoría de artistas sonoros donde se presentan propuestas de experimentación y creación sonora. También se organizan caminatas y rodadas sonoras.[1] Tanto por su historia, arquitectura y labor actual, la Fonoteca Nacional es uno de los lugares más emblemáticos del Barrio de Santa Catarina.
Orígenes[editar | editar código]
Colonial[editar | editar código]
La sede de la Fonoteca Nacional es la Casa Alvarado, un edificio del siglo XVIII construido con influencia andaluza y morisca. Debe su nombre a una leyenda que cuenta que en ella habitó el conquistador Pedro de Alvarado. La realidad es que su antigua dueña, la arqueóloga estadounidense Zelia Nuttall, fue quien —sin testimonio histórico que lo asegure— dejó prosperar la leyenda de la finca del siglo XVIII, hoy La casa de los sonidos de México.[2]
Siglo XX[editar | editar código]
Al hablar de la historia de esta casa, indiscutiblemente tenemos que mencionar a una de sus propietarias: la arqueóloga estadounidense Zelia Nuttall. Esta mujer, nacida en San Francisco, compró la vivienda en 1902, cuando decidió quedarse a vivir en México de manera definitiva. Pues seis años atrás ya había visitado el país e, incluso, había trabajado en el Museo Nacional, donde formó una colección de cabecitas de barro de Teotihuacán y donde publicó su primer libro de arqueología americana. Ella se enamoró de México y compró el inmueble.[3]
En los años que la investigadora vivió en la propiedad era visitada por numerosas personalidades, entre ellas Alfredo Ramos Martínez, fundador de la Escuela de Pintura al Aire Libre, el ingeniero e investigador Miguel Ángel de Quevedo, así como por Juan Chauveau, tío abuelo de Everaert. [3]
Así, fue Zelia Nuttall quien bautizó al inmueble como Casa de Alvarado, pues anteriormente era conocida como “Quinta Rosalía”. Ella tenía la intención de no despojar a Coyoacán de una de sus leyendas: aquella que decía que el conquistador español Pedro de Alvarado había vivido en esa finca muchos años antes de que ella la comprara. Sin embargo, eso no era posible porque el colonialista murió justo dos siglos antes de la construcción de la casa.[3]
La casa fue declarada monumento histórico por la Dirección de Monumentos Coloniales el 27 de abril de 1932.[2]
Al morir Nuttall el 14 de abril de 1933 ya no alcanzó a conocer a uno de sus más famosos vecinos: el escritor Salvador Novo, quien se instaló casi enfrente de la Casa Alvarado en 1941. Así, tras el fallecimiento de la arqueóloga, la finca fue comprada por el señor Thomas Miller. También fue resguardo de la biblioteca de la Secretaría de Hacienda y expendio del INEGI. En el lugar estuvieron las oficinas del ex secretario de Gobernación, Esteban Moctezuma Barragán, así como la fundación Octavio Paz.[3]
Después de la segunda mitad del siglo XX, la propiedad también fue habitada por el ex presidente Luis Echeverría y varias décadas después por el Premio Nobel de Literatura, Octavio Paz, quien vivió en ella tras incendiarse su departamento. Por eso, al lado del portón principal, labrado en madera na e inspirado en una de las puertas del Antiguo Colegio de San Ildefonso, se encuentra una placa que recuerda los últimos días de Octavio Paz, quien llegó a vivir ahí en diciembre de 1997 y hasta su muerte ocurrida el 19 de abril de 1998.[3]
Historia[editar | editar código]
Siglo XXI[editar | editar código]
El 4 de agosto de 2004 la Secretaría de la Función Pública cedió —en calidad de comodato— la Casa Alvarado al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, para que fuera sede de la Fonoteca Nacional. En septiembre de 2005 se iniciaron las labores de restauración en las que diversos especialistas (arquitectos, historiadores y restauradores) le restituyeron sus condiciones arquitectónicas y los colores originales. Además, se rehabilitó su jardín histórico gracias al proyecto del arquitecto holandés Kees van Rooij, quien le devolvió la vegetación característica de Coyoacán.[2]
Arquitectura[editar | editar código]
La entrada principal, decorada por una técnica recurrente en las arquitecturas árabe y mudéjar, mira hacia Francisco Sosa, hermosa calle empedrada que comienza en el puente de Panzacola y termina en la actual plaza Hidalgo. El portón principal de la Casa Alvarado está labrado en madera fina inspirada en una de las puertas principales del Antiguo Colegio de San Ildefonso, ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México. En el portal principal de la Casa Alvarado se encuentra una escultura de San Juan Nepomuceno, que coincide con la de la iglesia de Panzacola.[2]
Colecciones[editar | editar código]
Personajes Inolvidables[editar | editar código]
Personajes Célebres[editar | editar código]
Referencias[editar | editar código]
- ↑ Tomado de: http://cdmxtravel.com/es/lugares/fonoteca-nacional-casa-alvarado.html.
- ↑ 2,0 2,1 2,2 2,3 Tomado de: https://www.fonotecanacional.gob.mx/index.php/fonoteca-nacional/casa-alvarado.
- ↑ 3,0 3,1 3,2 3,3 3,4 Tomado de: https://www.eluniversal.com.mx/entrada-de-opinion/colaboracion/mochilazo-en-el-tiempo/nacion/sociedad/2016/04/9/la-casa-que-habito.