Escuela Secundaria Diurna No. 15 "Albert Einstein"
Datos
La Escuela Secundaria Diurna No. 15 "Albert Einstein" esta ubicada en la Colonia Un Hogar Para Nosotros en la Alcaldía Miguel Hidalgo en la Ciudad de México.
Historia[editar | editar código]
Siglo XX
Esta escuela secundaria fue construida por iniciativa de la comunidad judía residente en México y se le llamó “Albert Einstein” para rendir homenaje a este destacado científico alemán de origen judío. Fue inaugurada en 1948 por el entonces presidente de México, Miguel Alemán, quien estuvo acompañado por el secretario de Educación Pública, Manuel Gual Vidal, y el jefe del Departamento del Distrito Federal, Fernando Casas Alemán.
El diseño inicial del inmueble fue realizado por Vladimir Kaspé, nacido en Rusia en 1910 y llegó a México en 1942, donde vivió hasta su muerte en 1996. Kaspé hizo estudios de arquitectura y urbanismo en Francia y como miembro de la comunidad judía emprendió el proyecto de la Escuela Secundaria Albert Einstein, como tesis para revalidar sus estudios y su título profesional en la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM.
A lo largo del tiempo el conjunto ha tenido varios cambios, de ello dan testimonio las placas que conmemoran las diferentes construcciones. Los edificios para aulas, laboratorios y biblioteca fueron realizados en 1960 y quedaron dedicados a la memoria de Esperanza López Mateos, quien fuera hermana del presidente de la república y reconocida traductora. En 1968 se inauguraron otros talleres y en 1994 se renovaron y equiparon los laboratorios de Física, Química, Biología e Informática. Todas estas transformaciones fueron auspiciadas por la comunidad israelita de México a través de donativos de sus miembros como Max Shein, o de la participación de organizaciones como el Consejo Mexicano de Mujeres Israelitas.
En términos generales la disposición presenta un esquema en donde un cuerpo longitudinal se va quebrando en distintos brazos emergentes para dotar a cada espacio interior de ventilación y luz natural. Aparece una secuencia de cuerpos en “L” que se van desplazando a lo largo del terreno, enmarcando el acceso, acentuando las ventanas en esquina y generando explanadas exteriores. Dichos brazos, son los que componen las aulas.[1]
Generaciones[editar | editar código]
Profesores memorables[editar | editar código]
Alumnos memorables[editar | editar código]
Héctor Chirino Morfín
En los primeros días de Septiembre de 1985 entrando de lleno a la pubertad con todos esos cambios drásticos que trae consigo, iniciaba una nueva etapa, sin imaginar que también era el comienzo de una de las experiencias más importantes de sus vidas.
Con los nervios del primer día de clases en una nueva escuela, la cual le resultaba majestuosa e intrigante, se fueron relacionando con cierta reticencia con los que serían sus futuros compañeros de banca y de las aventuras que el destino ya les tenía previsto.
De esta forma Héctor Chirino Morfín se integraba al que fuera su grupo de primer año en la Secundaria 15, el 14-M de la generación 85-88.
Bajito de estatura y de un gran carisma, Héctor comenzó a destacarse del resto del grupo por ser un alumno inteligente y dedicado en sus estudios, colocándolo en plena competencia con Irene Almonte por los primeros lugares de aprovechamiento.
Superados los nervios de los primeros días de clase dejó al descubierto su simpatía natural, divirtiéndonos a varios con las ingeniosas e inocentes travesuras que en forma premeditada y hasta magistral, planeaba con sus secuaces Marco Antonio Mendiola y Víctor Manuel Quiroz.
La chispa de este trío era muy singular y el simple hecho de verlos juntos nos alegraba el día, pero resultaba verdaderamente insoportable tener que cuidarse de ellos ya que no respetaban a nadie con sus ocurrencias; como la vez que entre carcajadas contagiosas metieron a Maribel Pichardo dentro un bote de basura.
Pícaro, Chirino terminaba sonriente y con una tortícolis segura después de cada clase de matemáticas, pues las minifaldas de la joven maestra y el estratégico lugar donde se sentaba le impedían levantar la cabeza para mirar a otro lado; pero por el contrario, los nervios lo invadían al mirar los ojazos verdes de Mirna Jurado.
Al término del año escolar Héctor se sorprendió con la noticia de haber quedado dentro de los primeros lugares de aprovechamiento, su sencillez le impedía creer que fuera uno de los mejores estudiantes de la generación.
Así transcurrió su primer año en la S15 y así termina este relato, ya que esta historia no pretende recordar los detalles del deceso de nuestro amigo, ni como vivimos ese acontecimiento.
Esta historia es para recordar a Héctor Chirino Morfin como se conoció, como se recordará a cualquier otro integrante de la generación, con sus bromas y ocurrencias, con sus logros y experiencias; porque en realidad nunca nos dejó, sólo nos espera sonriente para continuar con el resto de nuestro camino.[2]