Colonia Extremadura Insurgentes
- Parque Hundido
- Reloj Floral
- Columnas Serpentiformes
- Parroquia de San Juan Evangelista y Nuestra Señora de Guadalupe
La Colonia Extremadura Insurgentes está ubicada en la Alcaldía Benito Juárez y colinda con las siguientes colonias: Colonia Insurgentes Mixcoac, Colonia San Juan, Colonia Tlacoquemécatl y con la Colonia Noche Buena.
Historia[editar | editar código]
Debido a sus características topográficas, a este sitio se le conoce popularmente como Parque Hundido. La superficie del parque se encuentra a varios metros bajo el nivel de las avenidas Insurgentes Sur, Porfirio Díaz y la calle Millet, en la colonia Extremadura Insurgentes, en la ciudad de México. En ese sitio funcionó la Compañía Ladrillera de la Noche Buena a lo largo del siglo XIX, y la extracción de arcilla originó el desnivel del terreno. Hacia 1893 se plantó una gran cantidad de árboles y al pequeño bosque que se formó entonces se le denominó precisamente Noche Buena. Fue ya en el siglo XX cuando se le comenzó a llamar primero Parque Escondido o Parque Hundido y durante el gobierno de Luis Echeverría Álvarez se transformó en parque arqueológico, adoptando el nombre Luis G. Urbina 1 4.‐ DATOS HISTÓRICOS Los jardines deben ser tratados en vista de su objeto utilitario a la comunidad, de tal manera que vengan a constituir: jardines de ornato, los colocados en torno a los monumentos y al frente de los edificios públicos, jardines de tránsito, los que se formen en plazas en que, por el tráfico o importancia comercial del sector de la ciudad, sirvan para encauzar las corrientes principales de aquel.2 Como principal elemento de composición del jardín debe tenerse en cuenta el árbol, que establece las vistas en el mismo y que en sí constituye un gran valor arquitectónico, disponiendo términos y perspectivas o bien, dibujando las lejanías y el terreno, tamizando y repartiendo la luz.3 Los jardines pueden clasificarse en parques y en jardines propiamente dichos, siendo los primeros aquellos que tienen gran extensión y están provistos de árboles que constituyen macizos o bosques, con claros cubiertos de césped, y jardines, los que tienen una superficie menor, sin que verdaderamente exista una cifra que diga que pasando de tantas hectáreas, ni que por bajo de ese número se denominen jardines.4 Desde el punto de vista higiénico, los jardines contribuyen a mantener la pureza de la atmósfera y a sanear el terreno. Las plantaciones disminuyen la humedad del subsuelo y ciertas especies arbóreas ejercen una verdadera acción tonificante, como los eucaliptos y las coníferas.5 La urbanización de Mixcoac empezó a darse hacia el año de 1908, cuando se inició el fraccionamiento de la colonia del Valle en los terrenos de antiguos ranchos como el de “Los Amores”. En 1912 se formó la colonia el Zacatito, en el antiguo barrio de Actipan. Estas colonias surgían al mismo tiempo que las 1 José Luís Juárez López. EL Parque Hundido “Luis G. Urbina” página Web. 2 Ibimen 3 Idem 4 Boletín de Obras Públicas. Enero de 1930, vol. I, p. 11 5 Idem avenidas de comunicación extendían sus brazos modernos. A mediados de los años veinte la avenida insurgentes fue pavimentada y llegó hasta San Ángel. Como consecuencia de esto aparecerían en las décadas de 1930 y 1940 las colonias Extremadura‐Insurgentes, Insurgentes San Borja, Nápoles y Narvarte. A lo largo de estos años se manifestó la preocupación por desarrollar jardines y parques, entre ellos el conocido Parque Hundido (Parque Luís G. Urbina)6, sembrando árboles en las avenidas principales.7 Mixcoac, está desarrollado por alteraciones provocadas por el hombre y que marcó a la zona con una de sus principales características económicas y ecológicas, fue la explotación de ladrilleras. Al paso del tiempo desaparecieron debido a los intereses económicos de las compañías de la construcción y también a los cambios tecnológicos. A finales del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX aún se veían por toda la zona inmensos cráteres que el tiempo y el hombre se encargarían de rellenar con vegetación silvestre o con basura. Más tarde, sobre ellos se fincarían plazas, parques y colonias que satisfacían las necesidades de una clase media en ascenso.8 Las ladrilleras que conformaron toda esta zona de Mixcoac, incluyendo la Plaza México y el estadio en ese entonces del Atlante9, provocaban una mala imagen para la ciudad que iba en crecimiento, en un artículo del Ingeniero Luís Icaza, quien figuraba como Inspector de la oficina de Arquitectura de la Dirección de Obras Públicas se refiere al respecto de la siguiente manera: Entre los numerosos e importantes servicios que tiene a su cargo la Oficina de Arquitectura, se halla en primera fila el de Planeación. Su objeto es resolver el intrincado problema del crecimiento de nuestra ciudad estableciendo reglas y normas que tiendan a la formación de un plan de conjunto bien estudiado para que, sujetándose a él, ese desarrollo sea armónico con la ciudad misma. Para lograrlo, deben señalarse las normas a que tendrán que sujetarse los fraccionamientos futuros, tanto en cuanto a su trazo como en cuanto a su estructura, y fijarse ejes para ese desarrollo, con las principales arterias que aseguren la fácil y buena comunicación entre las distintas partes de la ciudad, sirviendo esas líneas de guías a los fraccionamientos. Al formularse ese proyecto de planificación, que abarcará prácticamente a todo el Distrito Federal, se señalarán las diversas zonas en que la población se concentrará, de acuerdo con sus afinidades, y que serán zonas residenciales, comerciales, industriales; etc. Poner de manifiesto la importancia de esa zonificación, valiéndonos de un solo aspecto de ella, es el objeto de estas líneas. Tan sólo dentro de los límites de la ciudad, o sea, en el antiguo Municipio de México y los de Mixcoac, Tacuba y Tacubaya, que justificadamente se anexaron a ella al fundarse el Departamento del Distrito Federal, se están edificando unas dos mil construcciones nuevas por año. Entre ellas, naturalmente, las hay de todas clases, desde la pequeña casa par obreros hasta la gran residencia o el magnífico edifico de apartamentos; desde la accesoria para un estanquillo hasta el gran almacén, sin que falten las fábricas, de todos los tamaños, o los edificios públicos, de todas especies. Entre esa gran diversidad de edificaciones, hay sin embargo, una característica común casi a la totalidad de ellas y que salta desde luego a la vista, el tabique es el material que se ha usado y se sigue usando en gran porcentaje de ellas, y hasta podrá decirse que no está ausente en ninguna, pues a pesar del auge que ha adquirido el uso del concreto armado, especialmente para la construcción de techos, tal vez en el 50% de las casas nuevas todavía se construyen las azoteas de bóveda de ladrillo, y aún sobre las azoteas de losa de concreto armado encontramos un enladrillado. Estas ligeras reflexiones ponen de manifiesto el enorme consumo que de ese material se hacen en la ciudad; y eso que he pasado por alto las obras de reparación y ampliación, en que el mismo material se usa también como base. El futuro del tabique es, por otra parte, tan brillante, por lo menos, como su presente. En efecto, pasado algún tiempo y como regla general, toda casa lo necesita, sea para reparaciones, sea para ampliaciones o modificaciones, para lo que ha logrado desterrar al tepetate y al adobe, seguramente en forma definitiva, siendo, además; seguro que se le seguirá usando como favorito en las construcciones futuras por sus excelentes cualidades, su bajo precio, la pericia ya adquirida por nuestros operarios para su manejo y el buen conocimiento que de él se tiene. Los sustitutos, blocks de concreto, piedra artificial, muros de concreto armado, etc; son muy costosos o de calidad muy variable, por lo que no hay probabilidad de que lo destierren. Todo esto nos hace suponer fundamentalmente que la industria tabiquera no sólo conservará su desarrollo actual, sino que crecerá a paso y medida que la ciudad crezca, ya que debe proporcionar el material que más se usa en la construcción. El tabique y el ladrillo que empleamos en la ciudad proviene en su gran mayoría del Distrito Federal, lo que es más; de la ciudad misma, siendo las zonas de producción más importantes las de Mixcoac y Tacuba, enclavadas dentro de sus límites. Es de menos importancia la segunda, que comienza desde la margen izquierda del río de San Joaquín, al norte, a sólo unos cuantos metros del nuevo hospital de Beneficencia española, y se extiende por la colonia Anahuac, los fraccionamientos agrupados con el nombre de Guadalupe Victoria, la colonia del Pensil y el barrio de San Juanico, hasta los límites de la colonia Argentina. En esa región; se encuentran dentro de zonas muy pobladas algunos hornos y varias excavaciones abandonadas por haberse agotado en ellas el manto de arcilla adecuado a la fabricación. Me ocupo de esta región en primer término por su menor importancia, tanto en producción cuanto porque el crecimiento de la ciudad, si bien notable en ese rumbo, lo es mucho hacia el suroeste, donde se encuentran las excavaciones y hornos de Mixcoac y donde, por esta circunstancia, los prejuicios causados son más aparentes. Las conclusiones a que llegamos para esta última región, mejor conocida que la primera, serán, sin embargo, aplicables, aunque con menor apremio, también a la de Tacuba. La región de Mixcoac se extiende desde San Pedro de los Pinos, avenidas México y Córdoba, hasta Insurgentes y el río Becerra, invade la colonia Nápoles; sigue por San Pedro, al sur hasta la parte norte de Mixcoac; afecta a las colonias Berlín y Tolteca, y en los límites de los antiguos municipios de Mixcoac y San Ángel, alcanza al pueblo de Actipan, quedando también afectado el de Axotla. Todos hemos recorrido numerosas veces la hermosa avenida Insurgentes y hemos advertido en ella algunos columpios, ya muy sensibles, que no son sino asentamientos que se deben a que fue necesario, para su construcción, rellenar antiguas excavaciones hechas para extraer barro que sirvió para elaborar tabique. Las banquetas, aún no pavimentadas, de esta avenida han sufrido ya invasiones por esta causa, pues a la fecha y a lo largo de Insurgentes, hay once hornos de tabique en plena actividad, y las excavaciones hechas para alimentarlos llegan en algunos de ellos a seis metros de profundidad. Hay, además, numerosas excavaciones ya agotadas y abandonadas. Las excavaciones en esta zona de Mixcoac ocupan una extensión que fácilmente llega a cuatro kilómetros cuadrados. Los hornos de tabique entran en o que nuestro deficiente Reglamento de Construcciones llama “establecimientos malsanos e incómodos”, pues en la manufactura se usa el estiércol, y muchas veces también como combustible, lo que produce muy mal olor y forma un foco de infección fácilmente propagable, por las numerosas moscas que se crían en los pudrideros. Sí, pues, los hornos son antihigiénicos y molestos, deben construirse en lugares alejados de las zonas urbanas, tanto más cuanto que, como hemos visto, se registran hundimientos en las vías construidas sobre rellenos de las excavaciones hechas para alimentar a esos hornos, y que se han presentado casos en que dichas excavaciones no sólo se interponen al crecimiento de las colonias, sino que hacen técnica y económicamente difícil la propia urbanización de éstas, siendo necesario el uso de tuberías más extensas para rodearlas, con el costo adicional y la pérdida de pendiente consiguientes, por cuyo motivo son, también perjudiciales. Es cierto que pueden rellenarse estas excavaciones, aunque a un alto costo, como en Insurgentes, para la construcción de vías de comunicación; pero las tuberías que en ellas se tienda, especialmente las de drenaje, quedarán sujetas a fracturas, por los asentamientos inevitables. Además, si consideramos los terrenos adyacentes, respecto a los cuales quedan a una profundidad de varios metros, vemos que las repetidas excavaciones son tanques sin más desagüe que la infiltración y por lo mismo inútiles para la construcción, ya que sería necesario hacer una estructura de la profundidad de la excavación para desplantar sobre ella la casa y otro edificio, cuya parte baja no podrá ser utilizada por no podérsela drenar, por lo que esa estructura inferior sólo significaría un gasto de importancia y una sobrecarga de mucha consideración al terreno. Y si los terrenos fuesen rellenados con cascajo, etc; resultaría un suelo sin ninguna resistencia y que sería luego necesario excavar para cimentar en su fondo. Lo que antecede pone de manifiesto el grave problema que la fabricación de tabique presenta par la ciudad. Por una parte, este material le es indispensable para su crecimiento, mientras que por la otra, su fabricación implica excavaciones tan perjudiciales y hornos molestos y malsanos. Si se prohíbe la fabricación en las actuales zonas productoras, las mejores del Distrito, se aumentará el precio del tabique y se entorpecerá el crecimiento de la ciudad, que tendría que proveerse de otros lugares más o menos lejanos y que pagar un sobreprecio debido a fletes, manejo y almacenamiento, que ahora no tiene. 10 Diversos colonos de Mixcoac, dan una pequeña reseña de sus recuerdos de infancia: 10 Revista Obras Públicas. Agosto‐septiembre de 1930, p. 93‐99 Edgar Kiehnele: “Había milpas donde propiamente se construyó el periférico y muchas casas; se veían sembrados de maíz y muchos terrenos, y el bosque de eucaliptos que pertenecía a la Castañeda era realmente bonito”. Manuel González Santana: “Mixcoac era un lugar en el Distrito Federal cuyo suelo era, o sigue siendo, de una tierra extraordinaria, que ahí era donde se establecían las fábricas para hacer ladrillo”. Ángel Hernández: “Había dos fábricas de tabique, una que se llamó el Seboruco y otra La Guadalupana”. Manuel González Santana: “Hacían pozos, para sacar barro y hacer tabiques. Había un pozo muy grande en lo que hoy es El Puerto de Liverpool. Sí, desde Félix Cuevas hasta la calle de Parroquia, todo eso hasta la calle de Recreo”. Mathilde Reyes: “A esa zona de la Ciudad de los Deportes le decíamos de los hoyos, porque ahí había ladrilleras; muchos años antes y después esas oquedades se cubrieron con vegetación y en el tiempo de aguas era muy bonito ir a os hoyos a cortar flores silvestres”. Guillermo Besserer: “Lo que es ahora la avenida Insurgentes, antes se llamaba la Calzada Nueva, esa calzada tuvieron que rellenarla porque había muchos hoyos; unieron una colonia con otra rellenando, porque no se podía pasar, eran tabiqueras. Con el tiempo, por el año de 1928 o 1930, se formó la colonia Insurgentes Mixcoac. Era una colonia muy chiquita, y los terrenos donde está ahora la tienda grande de Liverpool eran milpas, hasta delante de lo que es la avenida Coyoacán, hasta Santa Cruz. Poco a poco se establecieron las fábricas de hilados y tejidos; donde está ahora Liverpool que se llamaba La Omega, donde había estampado de telas”. 5.‐ BIENES MUEBLES Uno de los emblemas de este sitio, el reloj mecánico monumental instalado en 1977, se puede apreciar desde la Plaza Dolores del Río, que es la explanada y entrada principal al parque, con sus fuentes y una escultura de la famosa actriz. El reloj tiene diez metros de diámetro y fue hecho en Zacatlán, Puebla; su carátula está adornada con flores y plantas que se cambian de acuerdo con las estaciones del año.11 Cuenta con una serie de reproducciones de piezas arqueológicas en áreas verdes y recreativas, lo que forma un conjunto singular.[1]
Siglo XIX[editar | editar código]
Siglo XX[editar | editar código]
Siglo XXI[editar | editar código]
Análisis Urbano Arquitectónico[editar | editar código]
Lugares Emblemáticos[editar | editar código]
Arquitectura[editar | editar código]
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Fuentes[editar | editar código]
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Oficinas Gubernamentales[editar | editar código]
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Otros Establecimientos[editar | editar código]
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Penitenciarías y Centros de Readaptación[editar | editar código]
Recorridos de Interés[editar | editar código]
Tiendas de Autoservicio[editar | editar código]
Tiendas, Farmacias y Misceláneas[editar | editar código]
Talleres[editar | editar código]
Unidades Habitacionales[editar | editar código]
Bibliografía[editar | editar código]
Referencias[editar | editar código]
- ↑ Tomado de: http://www.paot.org.mx/pdfs/Historia_del_parque.pdf