Museo Nacional de Antropología

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Datos

Época
1964

Museo Nacional de Antropología

Museo Nacional de Antropología

Sección
Alcaldía
Dirección
Av. Paseo de la Reforma s/n, Polanco, Bosque de Chapultepec I Secc, 11560 Ciudad de México, CDMX
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Coordenadas
19° 25' 33.85" N, 99° 11' 10.57" W

El Museo Nacional de Antropología se ubica en la Colonia Lomas de Chapultepec Primera Sección, en la Alcaldía Miguel Hidalgo y forma parte indiscutible de las 49 Maravillas de la Ciudad de México y las 49 Atracciones turísticas más visitadas. La sede actual del Museo Nacional de Antropología fue inaugurada el 17 de septiembre de 1964, y por más de cinco décadas, ha cumplido con la misión de investigar, conservar, exhibir y difundir las colecciones arqueológicas y etnográficas más importantes del país.

Historia[editar | editar código]

Desde su concepción, este ícono de la arquitectura urbana del siglo XX, fue ideado para ser, más que un repositorio, un espacio de reflexión sobre la rica herencia indígena de nuestra nación multicultural. Sus 22 salas y sus más de 45 mil metros cuadrados de construcción lo convierten en el museo más grande de México y en uno de los más destacados del mundo. En este importante recinto se albergan los testimonios arqueológicos y antropológicos forjados por múltiples grupos culturales durante cientos de años de historia; a su vez, rinde un homenaje a los pueblos indígenas del México de hoy a través de un nutrido acervo que rescata los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y tradiciones que son patrimonio intangible de la nación y legado que pertenece a toda la humanidad." A casi medio siglo de su creación, el Museo Nacional de Antropología es el más emblemático de los recintos que salvaguardan el legado indígena mexicano. Se erige como símbolo de identidad y mentor de generaciones que buscan conocer sus raíces culturales. Resulta asombrosa la pericia de su construcción, su diseño innovador, su arte y su simbolismo, que le han otorgado una personalidad ampliamente reconocida alrededor del mundo. Génesis conceptual del museo actual El museo actual se fundó como recinto de la memoria, en sus muros reposa un proyecto de nación que ve el patrimonio nativo como un testimonio del presente al que sumó un carácter universal y de alto valor artístico. También se planteó como sede de nuevos enfoques de recuperación del mundo indígena pasado y actual, derivados de la profesionalización de los estudios antropológicos, arqueológicos e históricos.

El personaje esencial que posibilitó esta obra museística fue Jaime Torres Bodet, quien desde la Secretaría de Educación Pública dio gran impulso a la educación en México; entre sus acciones figuran las: campañas de alfabetización, la creación de escuelas rurales, las normales regionales y el Plan Nacional de Museos, entre los que estaba el de Antropología (junto con el de Historia, el del Virreinato y el de Arte Moderno).

Durante el sexenio de Adolfo López Mateos, Torres Bodet reunió a un equipo de personajes visionarios que tendrían la tarea de definir los conceptos rectores del nuevo museo. Se integró el Consejo Ejecutivo para la Planeación e Instalación del Nuevo Museo Nacional de Antropología, presidido por el Arq. Ignacio Marquina -en colaboración con alrededor de 40 asesores científicos- el cual comenzó a operar de manera autónoma pero coordinado con funciones propias del INAH.

Los criterios que condujeron la creación del recinto fueron:

Conservación, enriquecimiento, manejo y registro del patrimonio cultural mexicano desde un ámbito enteramente institucional.

Producción y divulgación de conocimiento científico y objetivo.

Enseñanza popular acerca del mundo indígena. (El nuevo museo haría más accesible a toda la población el conocimiento que por décadas estuvo reservado a las elites intelectuales del país). El Consejo se integró por cinco equipos de trabajo que colaboraron de la mano en todo momento:

  1. Equipo de asesoría antropológica, arqueológica e histórica.
  2. Equipo de asesoría didáctica.
  3. Equipo museográfico.
  4. Equipo artístico de maquetas y dioramas.
  5. Equipo arquitectónico.


Además de realizar numerosas reuniones de discusión y acuerdos, los equipos también visitaron diversos museos en el extranjero, para evaluar la conveniencia de aplicar en el recinto mexicano los avances museográficos y tecnológicos observados. Una vez terminadas estas etapas, llegaría el momento de materializar el proyecto".[1]

Arquitectura[editar | editar código]

Enclavado en el corazón del Bosque de Chapultepec, el Museo Nacional de Antropología se edificó sobre una superficie de 70,000 m2. En la planeación, su ubicación estratégica fomentaría una nutrida afluencia y tendría afinidad con el entorno natural. Su diseño materializó el respeto a la tradición de los pueblos prehispánicos, al tiempo que conservó sus valores y constantes culturales, los aplicó con soluciones nuevas y en armonía con materiales, técnicas y necesidades contemporáneas (por ejemplo, emulando los templos prehispánicos, se eligió la piedra como elemento básico de construcción, aunque con tratamientos diversos). De igual modo, resultó vital la integración de un programa de obras plásticas de numerosos pintores y escultores mexicanos, que habría de otorgarle al museo su peculiar personalidad.

El proyecto estuvo dirigido por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, cuya oficina centralizó la toma de decisiones, siempre bajo la asesoría del Consejo Ejecutivo. Desde allí se coordinaron y auspiciaron las exploraciones arqueológicas y etnográficas, se organizó el transporte de grandes piezas desde diversas regiones del país, y se supervisó el traslado de todo el acervo y las instalaciones museográficas del antiguo museo de la calle de Moneda. Al mismo tiempo, se construyó el inmueble, una proeza lograda en sólo 19 meses (entre febrero de 1963 y septiembre de 1964).

La forma básica del recinto es un rectángulo fraccionado en espacios que posibilitan funciones y sensaciones diversas al compartir la misma materia prima: mármol, aluminio y cristal. Su manejo se rigió bajo el concepto de “arquitectura de servicio”. Por medio de la comprensión de las necesidades del “usuario visitante” y el “usuario protagonista” (las piezas exhibidas), se determinó necesario un juego armónico entre las áreas abiertas en salas y patios, el manejo de la luz, las dimensiones y el material de los muros. Con base en ello, la organización básica del inmueble se dividió en los siguientes elementos arquitectónicos:


Plaza de acceso y fachada

Se trata de una enorme explanada de acceso libre, armonizada con el ambiente natural, que advierte al público la magnitud de lo que observará en la visita. La población es invitada a entrar gracias a los ventanales de cristal, la grandilocuencia del recinto se enfatiza con el relieve de la insignia nacional, el águila y la serpiente, esculpida por el artista guanajuatense José Chávez Morado sobre el mármol blanco de la fachada.

Vestíbulo

El Vestíbulo fue diseñado para orientar y distribuir a los visitantes. Al centro se ubica un promontorio que representa la pirámide de Cuicuilco, pensado originalmente para exhibir la “Pieza del mes”. Hoy se utiliza para exposiciones periódicas de objetos del museo o de instituciones foráneas.

En el ala izquierda de la planta alta se dio espacio a la biblioteca, mientras que el ala derecha se reservó como área académica. Fue la sede de la antigua Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) que al crecer se trasladó al sur de la ciudad.


Patio central

Apostando por un juego entre extensas áreas abiertas al interior y exterior, que otorgan al visitante un movimiento libre y fluido, se retomó el concepto arquitectónico maya del patio delimitado por edificios, como el Cuadrángulo de las Monjas, en Uxmal.

Las salas fueron distribuidas alrededor del núcleo central, de modo que es posible recorrerlas siguiendo un circuito continuo o de manera aislada, según el propio tiempo e interés. De la misma forma que en el conjunto maya, las estructuras alrededor del patio llevan un piso bajo plano y libre, mientras que el piso superior fue decorado con una celosía en forma de serpiente geometrizada, concebida por el escultor Manuel Felguérez en alusión al simbolismo de dicho animal entre los pueblos prehispánicos.


El patio se dividió en dos zonas contrastantes según la luz que reciban: El paraguas y el área dominada por un estanque ligado a la Sala Mexica, que permite rememorar el origen lacustre de esta cultura. Además, se colocó un caracol de bronce esculpido por Iker Larrauri llamado “El sol del viento”, cuya función es emitir sonidos, emulando la musicalidad de los instrumentos prehispánicos.

El paraguas

Además de resguardar a los visitantes, este emblemático elemento arquitectónico enfatiza el respeto por el entorno natural mediante una caída libre de agua. Su monumental estructura superior, que cubre una superficie de 82.06 m. por 54.42 m., es soportada por cables conectados a los edificios aledaños; se sitúa entre las “cubiertas colgantes” más grandes del mundo (cubre un área total de 4,467.5 m2).

Su columna fue revestida en bronce con un relieve escultórico hecho por los hermanos Chávez Morado. A su vez, el diseño se basó en el concepto y guión de Jaime Torres Bodet.


La composición escultórica se titula “Imagen de México” y lleva como eje los cuatro puntos cardinales, cada uno interpretado por el pensador del siguiente modo:

Vista al este. Integración de México. Por la costa oriental de México llegaron las naves españolas de la conquista. En la base se presenta el pasado prehispánico de México por medio del águila y el jaguar, símbolos del día y la noche, respectivamente. Entre ellos aparecen la espada de la conquista y el sol naciente. En el fuste, la espada penetra en las raíces de una ceiba (símbolo maya de la fundación de los pueblos) que se abre en la sección superior en dos rostros, uno indio y otro español, base principal de nuestro mestizaje. Sobre ese símbolo, y a manera de capitel, se apoya el águila, emblema nacional del México de hoy.

Vista al oeste. Proyección de México. Esta proyección hacia el mundo se inicia desde nuestras costas occidentales, con la expedición a las Islas Filipinas. Sobre los símbolos prehispánicos de la base, y partiendo de la acostumbrada representación del agua en los códices, se ve un sol poniente, símbolo del rumbo hacia donde se inició la proyección de México. En el fuste la ceiba está cruzada por una vigueta de acero y una rosa de los vientos, representación de la firmeza y la amplitud de esa proyección. Sobre la misma ceiba, que se abre con un símbolo de la fisión nuclear, se apoya como capitel un hombre con los brazos extendidos y las entrañas descubiertas, enmarcado por dos ramas de olivo y una paloma para significar que se entrega totalmente a la paz.

Vista al norte y al sur. Lucha del pueblo mexicano por su libertad. En los lados norte y sur se observan tres armas que hieren el cuerpo de la columna (México) y que corresponden a nuestras tres etapas formativas: Independencia, Reforma y Revolución Agraria. El capitel está coronado por formas prehispánicas que simbolizan el cielo. La composición, basada en los cuatro puntos cardinales, se liga con las viguetas de acero en forma radial que sostienen la cubierta monumental y contribuyen a dar la impresión final de universalidad de la cultura mexicana.


Debajo del patio y las estructuras mencionadas subyace otro mundo: 15,000 m2 acondicionados para servicios educativos, talleres, oficinas, laboratorios, espacios de investigación, almacenes y anexos que día con día, durante décadas, han puesto en marcha la vida del recinto.[2]


Colecciones[editar | editar código]

Departamentos[editar | editar código]

Obras destacadas[editar | editar código]

Pinturas[editar | editar código]
Murales[editar | editar código]
Mural "Dualidad"

Dualidad (1964)

Autor: Rufino Tamayo

Técnica: Vinelita sobre tela de lino

Superficie: 43.10 metros cuadrados

El mural se ubica en el vestíbulo del auditorio Jaime Torres Bodet, de este recinto. Mide 3.53 x 12.21 metros y fue elaborado con vinelita sobre tela de lino, la cual fue tejida especialmente para que resistiera el peso de la pintura y las arenas que Rufino Tamayo empleó en su elaboración. Tamayo se inspiró en la cosmogonía náhuatl de los opuestos y complementarios para dar vida a esta reinterpretación personalizada de la mitología precolombina. “Es una lucha de los elementos que originan la vida: por un lado el bien, la sabiduría, la luz… por el otro el mal, las tinieblas”. El día es simbolizado por un reptil de vibrante color turquesa, la serpiente emplumada representa al Dios Quetzalcóatl en tonalidades cálidas, el cuerpo semi-enroscado y la boca abierta que se aproxima a su opuesto con el sol en lo alto. La noche se hace presente con el Dios Tezcatlipoca en forma de jaguar, sobre un fondo de tonalidades frías, con la luna descendiendo y la Osa Mayor sirviendo de escenario para que el jaguar despliegue su ferocidad atacando con garras y dientes a la serpiente emplumada. Mientras estos animales luchan, el cielo se ilumina a medida que amanece, los matices rojos y azules se mezclan en el centro como un choque de tonalidades provocado por la pelea. Tamayo realiza su propia versión pictórica fuerte en colorido y expresividad “El combate ha empezado y los dos animales abren sus fauces para amenazarse mutuamente. La tensión del centro del mural se desvanece en los extremos del lienzo donde lo masculino y lo femenino se identifican con el sol y la luna, con el día y la noche, con la vida y la muerte”.[3]

Esculturas[editar | editar código]
Dibujos, estampas y fotografías[editar | editar código]

Exposiciones temporales[editar | editar código]

Reconocimientos[editar | editar código]

Obras emblemáticas[editar | editar código]

Información Estadística y Curiosidades[editar | editar código]

Mitos, Leyendas y Relatos[editar | editar código]

Personajes Célebres[editar | editar código]

Personajes Inolvidables[editar | editar código]

Visitantes ilustres[editar | editar código]

Tradiciones y Costumbres[editar | editar código]

Referencias[editar | editar código]

Referencias[editar | editar código]

Fuentes[editar | editar código]

  1. Bibliografía citada Kaiser Miriam y Dabi Xavier
(2008). “Murales en el Museo Nacional de Antropología” en Gaceta de Museos. Núm. 45. Tercera época, pp.26-33. INAH, México. León-Portilla, Miguel(2011). “Antiguas palabras de Mesoamérica en los muros”en Catálogo esencial del Museo Nacional de Antropología. 100 Obras. pp. 41-44. CONACULTA-INAH-Artes de México, México. McCoy y Palomo, Gloria
(2008). Catálogo comentado de murales del Museo Nacional de Antropología, Siglo XXI. Tesis de licenciatura Casa Lamm, México. Neuvillate, Alfonso de(1985). Arte contemporáneo en el Museo Nacional de Antropología. Dupont, México. Ramírez Vázquez, Pedro(1968). El Museo Nacional de Antropología: arte, arquitectura, arqueología, etnografía. Editorial Tláloc, México. (2004). “El museo hace cuarenta años” en Museo Nacional de Antropología. México. Libro conmemorativo del cuarenta aniversario. pp. 29-55. CONACULTA-INAH-Turner, Barcelona. (2008). Museo Nacional de Antropología: gestación, proyecto y construcción. INAH, México.
  2. Secretaria de Cultura. Museo Nacional de Antropología. s.f. https://www.mna.inah.gob.mx/historia_detalle.php?id=1. 5 de mayo de 2020 .
  3. Consultado en: http://www.rufinotamayo.org.mx/wp/ruta-tamayo-mural-dualidad-1964/ , el día 1 de mayo de 2020.